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30 octubre, 2006

Cortina de humo y hiel sobre la Operación Puerto

Al final ha pasado. La Operación Puerto se queda en borrajas. Un auto de la Federación de Ciclismo deja en suspensión cautelar la retirada de licencias a la panda de drogados y ultrabombados abiertamente identificados en los documentos incautados en la redada del pasado 23 de mayo. Esa que pretenden hacer pasar como que nunca haya sucedido. Hasta El País se muestra conciliador y genuflexo.

Fíjense en la sucesión de acontecimientos: un día después de la presentación del Tour, la Federación da a conocer su insólita decisión. Para que no se hable durante la presentación de la gran ronda francesa, la única esperanza (arbitraria, pero es a lo que hay que aferrarse) de que esta banda mafiosa siga donde se ha pasado la mitad de la temporada: en el ostracismo, fuera de un ciclismo al que han manipulado de la misma manera que su sangre.

Algo se venía oliendo; no el habitual olor a carne quemada, sino de la gente que se prepara para que todo siga siendo como antes. El primero fue el lacayo García Luque, que siempre apostó a que Saiz se iba a ir de rositas, que no es delito bajo la actual legislación tener tu sangre congelada por ahí. Ya lo decía a los tres días de la Operación de la imagen, al mismo tiempo que "Saiz estaba por ahí de casualidad". Son gente lista. Saben sobrevivir. No se comprometen con nada, salvo en meter palos a quien disiente de ellos, a los que nos parece una aberración todo lo ocurrido y, aún peor, la resolución.

Incluso yo lo intuía. De ahí que en los últimos meses, cuando me refería a la Operación Puerto, insistiese en que al final lo que nos quedará es el conocimiento de la forma de preparar las temporadas. Esa concentración de enero para ponerse ciegos de hormonas de crecimiento, las picaduras con jeringas diarias, la desfachatez de las declaraciones bajo los efectos de los psicofármacos. Allá ellos. Que aguanten con los cadáveres de los futuros Denis Zanette, Fabrice Salanson y Alessio Galetti que se produzcan. De los Chava y los Pantani, clientes de Eufemiano del Gran Poder.

La Federación ha ido acojonada. Se han achantado con los recursos judiciales de Saiz y sus poderosos abogados (Carlos Bueren, exjuez de la Audiencia Nacional en los años más negros de la institución), con las demandas cruzadas y demás. Sin ir más lejos, un Guardia Civil corre el riesgo de ser empapelado por falsificación de documento. Curioso. Contra Arribas no van (salvo el Marca, último párrafo), el que reprodujo los documentos. El PP pide que Lissavetzky comparezca en el Congreso ante "la indefensión de un colectivo de ciudadanos". A ver que cuenta. Santi Pérez ya ha fichado por el Relax de su paisano Suárez Cueva (¡esa camadería astur, que no falte!), los restos del Comunitat Valenciana van a Fuerteventura a la francachela anual, Roberto Heras y el resto de la banda Liberty a Murcia a llorar al hermano finado en quad de Luis León, Pevenage dice que el Tour 2007 será de Ullrich porque tiene tres cronos decisivas y Basso está a punto de firmar con el Discovery Channel. ¿Lo peor de todo? Que España seguirá apareciendo como el paraíso del dopaje. Y tendrán razón.

Han ganado. Lo reconozco. Pero, ¿ha ganado el ciclismo?

27 octubre, 2006

El mundo de amarillo

Ya está aquí el Tour. Faltan nueve meses para la carrera de las carreras y los organizadores han presentado el recorrido con la habitual fanfarria, gigantismo y chauvinismo. Una buena muestra es el cartel oficial de la ronda, donde se apunta claramente a la globalización, preparando el terreno para el salto a medio plazo a América (Quebec, De Gaulle se levantará de su tumba dando saltos), el África francófona y lo que ustedes quieran.

Por lo pronto, el próximo año la salida del Tour será un espectacular prólogo por las calles de Londres. Salida bajo la columna de Nelson, paso por el Big Ben y las Casas del Parlamento y final en Hyde Park en las inmediaciones de Buckingham Palace: más clásico imposible. Con lo bonito que hubiese sido seguir la ruta final de la Marathon pegadito al Támesis desde el Puente de Londres y la Catedral de San Pablo; total, por un par de kms. más...En fin. Millar ya estará pactando con Cecchini una adecuada mejora del rendimiento deportivo para recuperar su triste It´s Millar time.

Al día siguiente se irá de Kent a Canterbury a través de una de las partes más bellas de la campiña inglesa (sí, existe), para después cruzar el canal por el Eurotunnel hasta Dunkerke. Incursión en Bélgica para baño de multitudes igual o similar al de este año, esta vez en Gante. Al día siguiente se irá de Waregem en Bélgica a Compiegne en Francia, donde sale la Paris-Roubaix. No se conocen los pormenores del día, pero por los puntos de salida y llegada la etapa va a ser larga, larga y, evidentemente, con tramos de pavés. Que no pase lo de Mayo/Hushvod en 2004. La carrera se acercará progresivamente a los Alpes lejos de Alsacia y Lorena, una zona muy trillada en las últimas ediciones. El sábado, una semana después del inicio en Londres, se llega a Le Grand Bornard coronando el Colombiere a 14 kms. de meta. Es el típico prólogo de la montaña que propone el Tour desde hace años: etapa llana, puerto final y descenso vertiginoso para meta. Será una gran etapa, seguro.

El domingo se llega a la inédita meta de Tignes, tras sólo 165 kms. Un inicio nervioso y quebrado, subida al Roselend, después al Pequeño San Bernardo y subida final de 18 kms. al 5´5%. Es difícil saber lo que pueda pasar, pero a priori no parece muy fascinante. Etapa de descanso en pleno festival Alpes (interesante novedad que ningún medio destaca) y el martes, ojito, el martes se sube el tremendo Iseran de salida con su casi 2.800 metros y después el Galibier por la cara del Telegraphe. Se corona a 40 kms. de la meta en Briançon, pero visto que han desaparecido los superequipos tipo UsPostal que puedan neutralizar a los escapados en el largo descenso, estamos ante la etapa reina. Porque el Galibier es el rey de los puertos, sólo hace falta que lo aprovechen.

Al día siguiente 230 kms. hasta Marsella, después Montpellier y Castres. Si hace el mismo calor que este año por esos mismos parajes, puede ser más duro que la contrarreloj del sábado, en el treceavo día de carrera, en Albi. 55 kms. en torno a la espectacular ciudad mediaval. El domingo los organizadores han previsto una interesantísima etapa con salida de Mazamet, en homenaje al gran dopado Laurent Jalabert, y llegada a Plateu de Beille tras 200 kms. y previa subida al durísimo, inconmensurable Pailheres. Es un etapa para reventar y hacer reventar, sobre todo después de la crono. En el caso de que queden fuerzas, el lunes continuan los Pirineos con otros 200 kms. con el Col de Port, el Aspet, el durísimo Mente de sus 7 kms. al 8%, el larguísimo Bales con 20 kms. y el Peyresourde por la cara dura sirve de remate a 12 kms. de meta en Loundeville.

Otro día de descanso en Pau interrumpiendo el carrusel de montaña y remate final con una superetapa de montaña inédita y fascinante. 218 kms. de desafío, la distancia donde se mide la espesura de un corredor, y final en alto en el Aubisque, un puerto tradicionalmente de paso. Se sube Larrau ("es el puerto más duro que he conocido", Erik Zabel), el inédito Pierre St-Martin y el Marie-Blanque por la cara más dura. Después se encara el camino a París por la ruta de Angouleme, la ciudad del salón del comic europeo más influyente, donde se disputará otra crono de 55 kms. ¿Balance? Sólo tres finales en alto, que pueden llevar a engaño. Es un Tour muy montañoso y también con 118 kms. contra el reloj. Es un Tour duro, duro. Es el Tour.

20 octubre, 2006

Hay un hombre en España que lo hace todo

Cuando el incalificable dúo de tecnopop barcelonés Astrud compuso la canción homónima al titular de hoy, bien podría haber puesto en mitad de la letra "sube, contrarrelojea y sprinta/gana el Tour, las clásicas y el campeonato de España". Encajaría perfectamente. Hombre, el más lego podría pensar que esté referido a Induráin, pero después de la temporada de Valverde cualquier cosa es posible.

No es casual la referencia al gran navarro. A Induráin corresponde el honor de haber sido el único español que ganó la clasificación UCI en sus 16 años de existencia (1989-2004). Fue en los años 1992 y 1993, cuando acumuló el impresionante caudal de puntos del Giro y del Tour, además de puestos en Campeonatos del Mundo, 2º en Romandía, Volta a Cataluña y demás prebendas. Desde entonces, sólo Olano en 1998 (3º final) se consiguió acercar. Y este año Valverde ha ganado el UCI ProTour, la clasificación heredera de un gran invento de la UCI en el lejano 1989. Es un premio a la regularidad y al mejor corredor de la temporada. Así de claro. La clasificación UCI siempre fue muy polémica, porque traducía en números el rendimiento de un corredor, al margen de forofismos: de ahí el cabreo de Casero en 2001, fresco vencedor de la Vuelta completamente bombado, pero 60º en la clasificación UCI, la que utilizaban muchos equipos para fichar o renovar. Y acabó en el Coast muy lejos del millón de euros al que aspiraba.

Valverde ha ganado porque ha mejorado en todos los terrenos de una manera impresionante: se ha papado Flecha-Lieja en su segunda participación, cuando ni siquiera había hecho entre los diez primeros en ninguna clásica de renombre. Ha sido segundo en País Vasco gracias a un inexplicable rendimiento contra el crono. También le ganó a Freire super en forma un sprint antológico en Irún. En Romandía, un tercer puesto con etapa incluída, basó su éxito en la montaña, pero decepcionó en la contrarreloj. Sólo con los puntos acumulados en el primer ciclo ya hipotecaba definitivamente el triunfo en la clasificación de la UCI.

Salió en Dauphiné para ser 7º y perder la etapa de La Toussuire ante Mayo, tras todo un día escapados. Era junio. En julio hizo 5º, quinto, fifth, quinto en el ¡prólogo del Tour! y después se cayó antes de las etapas decisivas. No volvió hasta San Sebastián, donde aún así se las arregló para entrar con los favoritos y ser 8º en el extraño sprint de la clásica donostiarra. Al día siguiente se tropezó camino de Urkiola y de carrera a la Vuelta. Tras dos primeras semanas impresionantes, donde subía y bajaba por el pelotón mirandole el jeto a todos sus rivales, y donde destacan el fusilamiento a Vinokourov en El Morredero y la crono de Cuenca, perdida por 12" y un enganchón de cadena, su mala cabeza, una pésima dirección de equipo y que los kazajos iban con mejor poción que la suya le hizo perder la Vuelta. Segundo. 85 puntos más para el ProTour. Y el broche del bronce en el Campeonato del Mundo, que no cuenta para la challenge de la UCI, pero que le hubiese puesto por encima de los 300 puntos. Impresionante.

Hay un hombre en España que lo hace todo. Sube, contrarrelojea y sprinta. Gana el Tour, clásicas y el campeonato de España. En potencia aristotélica, pero lo gana. Y cuando digo que lo hace todo, es todo. Ya me entienden. ¿O se creen que el blanco es inmaculado? Piti. El mismo que viste y calza. Y que sigue incrementando su rendimiento deportivo.

19 octubre, 2006

¡Tantas cosas, Fabián!

En el último número de la pintoresca revista italiana Bicisport, además de crónicas hasta la saciedad del arcoiris de Bettini (tiemblo al pensar lo que dedicarán al Lombardía plañidero, casi una película de Rosellini), hay una jugosa entrevista a Fabián Cancellara. Desde hace unos meses la veterana revista tiene una sección titulada incontri, basada en unas entrevistas-río con figuras del ciclismo, no necesariamente en activo. Más de cien preguntas sobre lo divino y lo humano, desde la infancia hasta la vida después de la bici, de la familia al equipo. Y no es que a mí me guste especialmente saber como se llaman los perros de los corredores, pero tiene su importancia y para eso están estas entrevistas típicamente italianas que siempre empiezan preguntando por la mamma y el papa.

Como es sabido, en la lista de Eufemiano Fuentes aparecía un clasicómano Luigi, un corredor llevado por Luigi Cecchini, especializado en clásicas, pero que se transfusionaba y se ponía parches en el culo en alguno de los zulos de Madrid. Igual que Piti lo hace en Italia, en ese Mercado Común del doping que Eufemiano reconoció en la Cadena Ser. Tras la exhibición de Cancellara en el reciente Campeonato del Mundo CRI (y en la Clásica de Zürich) me llovió la habitual ristra de insultos por decir que a mí no me encajaba el salto de calidad de este corredor en su primer año en el CSC. En el equipo de Rijs y de Basso. Les traduzco y ofrezco una reveladora parte de la entrevista. Todo lo contenido entre paréntesis es añadido mío.

-Hablando de preparación, ¿te entrenas con Cecchini, verdad?
-Si, es cierto.
-¿Por qué?
-Porque es un tío estupendo, capaz y muy profesional.
-¿Pero que piensas de los rumores de doping que existen en torno a Cecchini y los corredores a los que lleva?
-Creo que son infamias y que no es justo implicar a Cecchini con el doping en el ciclismo
-¿Por qué?
-Porque Cecchini es una persona honesta, sin tacha. No prepara por dinero, sino por el placer y la pasión que tiene por el ciclismo y por los corredores que lleva (un mecenas, vamos). Yo lo aprecio y creo que es injusto el cainitismo que existe en torno a su figura.
-¿Vas tu solo o te acompañan otros compañeros del CSC?
-Yo solo, pero después siempre te encuentras con otros corredores de otros equipos.(En la tormenta que siguió a la exclusión de Basso del Tour también salieron los nombres del CSC como Sorensen, Breschel y Blaudzun)
-¿Cuántas veces vas al año?
-Dos semanas cada año.
-¿Cuando?
-Al inicio de la temporada (momento clave en los protocolos de Eufemiano)
-¿Y qué haces?
-Me entreno, sigo las tablas de preparación, hago tras moto (coño, para eso no hace falta tener un preparador. ¡Ah!, que no le cobra, se me olvidaba). En resumen, preparo la temporada de la mejor manera posible para ser competitivo en las clásicas del norte (este año 6º en Flandes, 6º en Wegelwen y 1º estratosférico en Roubaix)

Una pausa. La entrevista está realizada poco después de su arcoiris CRI, el estilo de la entrevista es de respuestas breves –no es que el ínclito suizo esté nervioso y conteste con evasivas, al contrario-, que a nadie se le escape la identificación mística con su gurú y que Cancellara ganó la crono de Tirreno en la primera semana de marzo, ante completamente bombados como Jaksche. Prosigamos.

-¿Desde cuando conoces a Cecchini?
-Desde el 2004, cuando corría en Fassa Bortolo (su primer año en el equipo, 4º en Roubaix siendo el más fuerte y sideral prólogo en el Tour, ganando a ultradopados como Armstrong, Ullrich, Hamilton. Compañero de habitación de Flecha, por cierto)
-¿Lo conoces bien?
-Si, diría que muy bien.
-¿Rijs nunca te ha pedido no volver a ver a Cecchini?
-No, nunca (como para hacerlo, visto que este hemodruida italiano le hizo ganar el Tour en 1996)
-¿Y si en el futuro te lo dijese que harías?
-Me ceñiré a las decisiones de Bjarne, obviamente. De todas formas, creo que este asunto se discutirá al final del año. Veremos...
-¿Por qué cada vez que un corredor frecuenta a Cecchini es mal visto por el mundillo? (yo no veo que nadie trate de apestados a Flecha, Cunego, Thomas Dekker y el dicen que regenerado David Millar. Invenciones del periodista, que ese día se dejó el cuchillo en casa)
-Porque se piensa inmediatamente en doping. Lo repito: es una estupidez.(y el que piense lo contrario es un miserable, por usar un gastado símil político)
-¿Y cómo es Cecchini?
-Cecchini es una persona sin tacha, honesta. Una persona que me ha ayudado muchísimo a crecer profesionalmente.(ojito a la mención indirecta a la mejora de rendimiento deportivo).
-¿Y de que manera te ha ayudado?
-Enseñándome muchas cosas, por ejemplo la posición correcta sobre el sillín, la mejor postura para las cronos, los entrenamientos meticulosos, las repeticiones, entrenamiento tras moto. Tantas cosas...

¡Ay, tantas cosas! ¡Y las que te callas, filinbustero! Como es otoño y estoy a punto de hibernar, sacaré el paraguas y chubasquero ante la previsible lluvia de insultos y descalificaciones. Las declaraciones están ahí. Los resultados de Cancellara también, el hombre de los tres picos de forma en la temporada. ¿Tres? ¡Que digo? ¡Cuatro!: marzo-abril bien conocido, y preparado gracias a dos semanas con Cecchini. A finales de mayo ganó la crono de la Volta en su preparación para el Tour. Una semana antes conoció que no lo corría (El País había publicado su nombre, clasicómano Luigi), “por decisión táctica” (era mucho mejor llevar a un inválido O´Grady, claro) y adiós a la preparación. No, que va. Gracias a las máquinas de criogenización, estuvo sin competir en julio y en agosto ganó el Tour de Dinamarca con dos etapas. En septiembre disputó las dos primeras semanas de la Vuelta y casi le birla la crono de Cuenca a su compañero de arcón David Millar. Y a final de ese mes voló como un misil, como Millar en Hamilton, en el Mundial CRI. No les digo ya la que montó en Zürich. ¡Un corredor capaz de preparar el Tour, ver abortado ese plan y conseguir volver a ponerse en forma es digno de seguir!

¡Larga vida a clasicómano Luigi! ¡Larga vida a Cancellara!.

18 octubre, 2006

100 años del Giro del Piamonte

Y si, parece recurrente el titular. Será la casualidad, pero han coincidido en el tiempo los cien años de la Paris-Tours, las cien ediciones del Giro de Lombardía y el primer siglo del Giro del Piamonte. Grandísimas clásicas, aunque la protagonista de hoy, disputada el pasado jueves, siempre haya sido una hermana menor, igual que su gemela y recientemente amputada Milán-Turín.

Hubo un tiempo en que el Giro del Piamonte acababa en el Parco del Valentino de Turín, al lado del Po. Era un marco espectacular, en una ciudad que en dos días encadenaba hojas muertas y lo mejor del pelotón internacional, pero esos tiempos pasaron. Hoy por hoy el Giro del Piamonte sobrevive gracias al paraguas protector de la Gazzetta dello Sport, la cantera piamontesa hace muchos años que no produce ningún corredor de relieve y ya no quedan héroes en un deporte que se desangra. Que menos que experimentar. La edición de este año salía de la encantandora y riquísima ciudad de Asti, para acabar en la no menos rica y próspera Alba. En medio, algunos de los mejores paisajes que se pueden disfrutar sobre la bicicleta.

Y si hubo alguien que ennobleció la carrera fue Alejandro Valverde. El líder del ProTour se escapó en compañía de un puñado de corredores en la subida a Mango (no es coña), en un territorio dominado por los viñedos de donde sale el fabuloso spumante de Asti y el Barbera. Es un paisaje de colinas, que rara vez superan los 300 metros, pero que nunca dejan un momento de respiro. El Monferrato. Carreteras estrechas. Restos de la reciente vendimia en los campos. Tractores en la cuneta. Aguantó 90 kms. en fuga para después concluir en un poco honroso 75º puesto, pero el placer de circular escapado por esos paisajes no se lo quita nadie.

Y así, volando, volando, devoraron sin mayor dilación Sommarriva Bosco, donde hay una heladería artesanal que ganó el premio nacional hace unos años, la espléndida Bra de Emma Bonino, la delicada ciudad de urbanismo cartesiano de Cherasco, donde se hace el mejor chocolate del mundo bajo el nombre de baci di Cherasco y fueron neutralizados en la subida a La Morra, lugar más alto de le Langhe, la bellísima comarca donde se hace el Rey de los Vinos, el Barolo. Y también el Barbaresco. Y el Nebbiolo. La mejor vista de toda la zona se tiene desde el mirador de La Morra. A la derecha, todo el valle que lleva a Alba y las suaves colinas de viñedos de Le Langhe; a la izquierda, los Alpes con la mole del Monviso sobresaliendo como un pedazo de Toblerone.

El Lampre se hizo cargo del peso de la carrera y llevaron en fila al pelotón hasta las calles de Alba, la ciudad partisana de Fenoglio y Pavese. Allí Bennati no tuvo problemas para obtener su novena victoria de la temporada (todas de escaso calado, en contra de lo esperado), imponiéndose al sprint a Gregory Rast (se queda en el paro tras el Phonak y ya hizo quinto en Bourges). Vicente Reynés fue quinto, en su mejor resultado de una temporada en la que no ha hecho absolutamente nada. La ciudad de Ferrero (Kinder, Ferrero Rocher) y la trufa, que precisamente en estos días celebra su festival, era el marco más apropiado para una preciosidad de clásica que ojalá cumpla cien años más.

17 octubre, 2006

Bettini gana su segundo Lombardía consecutivo

La edición número cien del Giro de Lombardía lo tuvo todo para ser recordada: un gran campeón, emoción, las abundantes dotes de sensiblería que emocionan a los italianos y polémica. A partes desiguales y con mucho de paripé, pero un brillante cierre para una temporada oscura y negra.

El primer ataque de Bettini se produjo a pocos metros de coronar el Ghisallo, donde se ha reinagurado el Museo del Ciclismo, nada menos que de la mano del presidente de la Región Lombardía Roberto Formigoni. Se quedaron en cinco: Bettini, Rebellin, Schleck, Boogerd y Di Luca. Todo el circuito alrededor del lago de Como había sido completado en escapada por un ecléctico grupo que llegó a contar con casi un cuarto de hora de ventaja, y entre los que estaban Totsching en su última carrera como profesional y el sorprendente desconocido Pagoto, décimo en meta. A 28 kms. de meta se les une otro grupo con gente como Sánchez o Weggman, pero estaba bien clarito que Bettini tenía todas las de ganar.

En la subida a la Madonna del Civiglio, con 15 kms. para meta, Bettini empezó a tirar, tirar y tirar y se quedó solo. El único corredor que le aguantó un poco fue Weggman, sufriendo en el llano para seguir el ritmo del campeón del mundo. En la última subida a San Fermo di Batagglia el alemán reventó definitivamente y Bettini se fue en solitario a conquistar su segundo Lombardía consecutivo. Con el maillot arcoiris. Entrando en meta solo. Como los más grandes. Con su palmarés actual, el italiano ya puede ser considerado uno de los mejores clasicómanos de todos los tiempos (quizás le falta alguna victoria en el pavés), y es que encima lo hace ganando de una forma soberbia.

Samuel Sánchez volvió a realizar uno de sus peliaguados descensos y alcanzó a Weggman a falta de 2 kms. para meta, donde le pulió al sprint. Consigue así el mejor resultado de un corredor español en cien ediciones de la carrera, la guinda a una temporada increíble en donde cuatro corredores diferentes han ganado grandes clásicas. Vivir para ver. Y el ciclismo español termina el año como el mejor de la UCI. Igual que Valverde o Sánchez, primero y segundo en la challenge de la UCI e injustamente castigados sin la ceremonia final por el enfrentamiento con las grandes vueltas. En solidaridad, Bettini se negó a subir al podio como vencedor del Lombardía, y ahí se quedó el podio, con los ramos y las copas sin nadie para recogerlos. Ya ven: para una vez que un nacional se mete en el podio de la fantástica clásica italiana, no habrá ninguna foto para recordarlo.

11 octubre, 2006

100º edición del Giro de Lombardía

El sábado se disputa la edición número cien del Giro de Lombardía, la prestigiosa carrera italiana organizada por la Gazzetta dello Sport. Gracias a este importante apoyo se han salvado de la desaparición carreras como la Milán-Turín, el Giro del Lazio o el Giro del Piamonte que se disputará este jueves. En cuanto a la Milán-San Remo y el Giro de Lombardía, seguramente se seguirían disputando de todas formas, pero es dudoso que con esa participación y relevancia.

Aún así, la organización no se ha limitado a mantener a flote las carreras y ha intentando introducir cambios significativos. La Milán-Turín conserva casi intacto su recorrido, pero ha pasado a disputarse el primer fin de semana de marzo; el Giro de Lazio acaba ahora en la subida de Rocca di Papa; y el Giro del Piamonte de este año no acabará en Turín, sino en la bellísima ciudad partisana de Alba, tras un espectacular recorrido por la comarca vinícola de Le Langhe. Sobre la Milán-San Remo se especula la introducción de una nueva subida justo antes de la meta (la Pompeana) y en el Giro de Lombardia...

El Giro de Lombardía es historia pura del ciclismo. Es la segunda carrera más antigua de Italia y una de las más antiguas del mundo. El recorrido varía un poco en la ciudad de salida y en la de llegada, pero desde hace algunos años consiste en un circuito alrededor del Lago de Como en el sentido de las agujas del reloj, de tal manera que la subida a la Madonna del Ghisallo se afronta con 200 kms. en las piernas. Suele llover. Mucho. Suele hacer frío. Bastante. Y el ganador entra en meta iluminado por las luces de las motos, como Samuel Sánchez en Zürich. Como los grandes campeones de antaño.

Este año se sale de Mendrisio, la ciudad suiza que en en el año 2009 albergará los Mundiales de ciclismo. 245 kms. después (sensible reducción respecto a otros años) se llega a Como, no muy lejos de la espectacular, magnífica y auténtico icono de la modernidad Casa del Fascio de Giusseppe Terragni. El candidato número uno es Frank Schleck, que el año pasado fue tercero batido por Bettini y Simoni, y que llega al final de temporada en gran forma y con un equipazo para respaldarle. El CSC ha sido segundo en Zürich y Tours, y ya va siendo hora de que centre la victoria. Tendrá que luchar contra la legión italiana, encabezada por Di Luca y Rebellin, y a ver en que estado sale Bettini. Valverde tomará la salida, en principio sólo para recoger el maillot blanco final del ProTour. Habrá espectáculo. Es lo menos que se merece una carrera que cumple su edición número cien.
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Puñalada trapera, de auténtico chispero, de Madariaga a Mayo. "Se va porque no acepta el Código Ético del equipo", que en román paladino significa: "se va porque no acepta la normativa antidopaje interna". ¿El dolor herido del ninot Madariaga? En todo caso, no deja de ser una muesca más en el largo historial de insultos y descalificaciones que el siniestro personaje ha reservado para Mayo, mientras renueva en el equipo a un corredor como Zubeldia...un corredor que no gana una carrera desde el año 2000. Es más: que ni se acerca a los cinco primeros. Y encima exige la renovación del auténticamente incapaz para el ciclismo Joseba Zubeldia, más conocido por el hermanísimo. Cosas del Euskaltel. Cosas de hoy en día.

Como es bien sabido a que se debe el rendimiento de Mayo (ahí está la nauseabunda cronoescalada al Ventoux en la Dauphiné 2004), me reservo la frase de Madariaga para futuros usos.

10 octubre, 2006

A temporada pasada

Es necesario leer este post para entender el de hoy. La temporada 2006 acababa de empezar y yo hacía un ejercicio de expectativas con respecto a algunos corredores señalados especialmente, que afrontaban una temporada decisiva. Vale, todavía falta el Lombardía (y Piamonte, este año con un recorrido espectacular y bellísimo), pero el balance no va a cambiar en lo sustancial.

Pozzato: estaba en el ojo del huracán tras un decepcionante 2005 y el corredor que salpica clase cada vez que suda ha conseguido una única victoria esta temporada. Pero qué victoria. La San Remo, ganada de una forma autoritaria e incontestable. Además, trabajó muy bien para Bettini en Tirreno, hizo cuarto en Gante, tercero en Vatenfall y un gran Mundial, con un ritmo impresionante a falta de dos kms. Lombardía quizás le quede un poco grande (yo creo que es el único corredor que puede ganar todas las grandes clásicas), pero ya ha saltado la banca firmando su traspaso al Liquigas: si en el Quick Step cobraba 600.000 euros al año, asusta pensar lo que pueda cobrar en el equipo italiano.

Pereiro: no tenía en plan correr el Tour, y lo va a ganar. Al tavolino, pero lo va a ganar. Es una víctima colateral de la Operación Puerto: toda su vida profesional en el Phonak compartiendo mesa, mantel y otras cosas con gentuza como Hamilton, Sevilla, Quique Gutiérrez o Botero y va y pierde 28´en la etapa de Ordino en el Tour. Después hizo los Alpes que hizo, claro, claro. En la Vuelta fue una sombra de corredor, a pesar de que en 2005 hizo el Tour a un nivel parecido y después en la Vuelta estuvo en la etapa de la Bien Aparecida y en la de Ávila, entre otras. Pero muy contento con su Tour. Quien lo iba a decir hace unos meses. Quien iba a decir que ibamos a ver un Tour con una escapada de 29´.

Paolini: una temporada desastrosa. Empezó brillando con su 3º puesto en San Remo, conseguido de la nada, y después se disolvió. En agosto ganó una semiclásica italiana y en septiembre una etapa de la Vuelta. Magro balance para un corredor fichado golpe de talonario, que no ha rendido al nivel esperado como jefe de filas. Tiene 30 años. El Liquigas ha fichado a Pozzato para ocupar su puesto.

Menchov: ganó en el Ventoux durante la Dauphiné y la etapa reina de los Pirineos en el Tour, donde acabó sexto. Ahí se acabó la temporada de Menchov, sin embargo renovado por dos años más en el Rabobank. No es un balance muy positivo para un corredor que ganó la Vuelta el año pasado y que este año abandonó. Esta en el equipo adecuado para amoldarse a ese nivel de rendimiento: ocupa el mismo lugar que durante muchos años ocuparon Luttenberger y Leipheimer, con resultados bien conocidos. Para ponerse a temblar.

Flecha: nunca entenderé a este corredor, ni el formidable aparato mediático que le sustenta. Cierra la temporada con un único puesto entre los tres primeros, el 2º del GP Plouay, batido por Nibali de 23 años. En Flandes se topó con su techo (12º por tercera vez consecutiva), en Roubaix lo dejó todo en fuegos de artificio y en el Tour nunca cogió una escapada que llegase a meta. Eso sí, en cuanto hay que dar un toque cultural/filosófico, Arribas le cita.

Cunego: ha solventado bastante bien su primera temporada como jefe de filas único. Ninguna victoria ProTour, es cierto, pero cinco en carreras italianas.3º en Lieja, 4º en el Giro, que se puede contar como un 2º viendo los resultados de los Eufeboys, y debut en el Tour con brillante actuación en Alpe D´Huez y ganando el maillot blanco. Podía haber sido mejor, es cierto, pero ya es mejor que en 2005. Y sigue teniendo mejor palmarés que todos sus compañeros de generación. Es más, ya ha acabado un Tour.

Koldo Gil: le dolía la rodilla al principio de temporada y debutó en Flecha con un 8º puesto. Le pasó otra desgracia y se plantó en Villafranca con un 3º. Pasó la Operación Puerto y su nombre no apareció en los primeros compases. Regaló dos etapas en una Bicicleta Vasca que un fan desmedido de su figura justificó en este blog "es que le venía grande". Lo de regalar etapas lo copió de su compañero de arcón congelador Ivan Basso, quizás pidiendo una clemencia a un ser superior. Como la cosa iba para delante y los psicofármacos son la bomba, en Suiza hizo segundo ganando la etapa reina, bien rodeado en el podio por criogenizados. Se publicó el informe de la Guardia Civil, se vió claramente su nombre y no ha vuelto a correr. Estaba en el grupo de macarras que amenazó y acorraló a Lissaveztky en la FEC. Ojalá le sancionen con la pena máxima. Por caradura, por tramposo y por mentiroso, además de por dopado.

Scarponi: Zapatero para el hemodruida, no ha vuelto a abrir el boquino tras su abandono en el Giro. Lo veo poniendo una granja de burros en sus Marcas natales. Seguro que cobrará el doble a los turistas. Lo de hacer trampas lo lleva en la sangre.

Eisel: ganó la etapa larga de la Panne, hizo quinto en Roubaix, pero volvió a decepcionar en el Tour. Pasan los años y su carrera parece estancanda. Gran decepción, y eso que está en un equipo donde cuenta con total libertad.

El Euskaltel ha mejorado como bloque, sí; el CSC ha hecho una gran temporada, sí (lástima lo de ese jefe de filas; Karpets ha decepcionado muchísimo, igual que Popovych, Murillo Fischer (no ha hecho nada, se va al Liquigas), Bertagnolli que deja el Cofidis...Salvo Pozzato, Pereiro y Cunego, todos los corredores que estaban en el candelabro a principios de temporada han decaído en su rendimiento. Veremos a quien escojo para analizar el próximo febrero.
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Garai se pasa se pasa al reportaje tipo Un país en la mochila. Todos ganamos con el cambio, menos las revistas de viajes. La última broma hiela la sangre. Congela, más bien.

09 octubre, 2006

Nunca es tarde

Frederic Guesdon, un auténtico clásico del ciclismo francés con más de diez participaciones en el Tour, ha vuelto a ganar una gran clásica con 34 años. Era el año 1997 cuando un desconocido francés de 25 años ganó en el velódromo a un Museeuw arcoiris nada menos que la Paris-Roubaix, y todo prometía miel y flores. La vida llevó por otros derroteros mucho más humildes, hasta ayer. Su victoria, como casi siempre pasa en esa maravillosa carrera que es la Paris-Tours, tuvo algo de emocionante y único.

Dicen las crónicas que en el km. 33 se formó la escapada buena. Es un decir, claro. Se formó un pelotón delantero con la gente interesada en ganar, mientras que por detrás otros intentaron contactar y casi lo consiguieron. La gente que se tomó el domingo de descanso (Boonen, S.Sánchez y Zabel entre ellos, que tremenda decepción) se retiró en el avituallamiento, a 100 kms. de meta y cuando iban con un 15´de retraso. Dicen las crónicas que había mucho viento. Dicen. El caso es que cuando la tele contactó, quedaban en carrera 70 corredores, divididos en dos grupos: uno delantero con ventipico unidades, y uno trasero con el resto, que se habían conseguido poner a 1´30" a falta de 60 km. y, a pesar de los múltiples intentos y saltos en el grupo de cabeza, no fue hasta los últimos 15 km. cuando los tuvieron a 15".

A falta de 8 km. Guesdon lo intentó en la última subidilla, y con un poco de esfuerzo fue alcanzado por Arvensen. Hubo algún intento de convertir el duo en cuarteto (unos notables Nuyens -que dejó en la miseria a Pozzato, como se va del equipo- y Lastras), pero como la Paris-Tours es maravillosa, el dúo franconoruego se plantó en la Avenue du Grammont con unos segunditos de ventaja. Por detrás, corredores rapidísimos como O´Grady, Hushvod, Napolitano, Cooke, Bennati. Los dos grupos se habían unificado y la aventura parecía imposible. Suele pasar en julio, cuando las fuerzas están intactas. Pero en octubre pasan cosas muy diferentes. A falta de 200 metros un nervioso Arvesen inicia el sprint. Guesdon se mantiene a rueda y, en el momento justo, le da un zarpazo imposible, increíble. Bellísimo, en lo que tiene de ganar por un corredor que lleva en la Française des Jeux desde su fundación en 1997; en lo que tiene de ganar a un CSC, que se las prometían muy felices tras colocar a 3 corredores entre los 7 primeros en Zürich; en lo que tiene de un corredor que sale de un túnel que no es del dopaje.

El delirio en meta fue mayúsculo. Los periodistas brincaban y saltaban como cabritillos. Un francés que gana en Francia, un clásico del pelotón, un corredor querido, un corredor criticado porque Madiot le ofreció la renovación a su provecta edad. Hay días en que el ciclismo es muy grande. Ayer, mismamente. Todos los años en la Paris-Tours.
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Interesantes reflexiones (ejem, ejem) de Samuel Sánchez sobre el dopaje. Y otras cosas. Como la mala conciencia que dice no tener, a pesar de autocorregirse continuamente. ¡Y mucho flamenquito!
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Davide Rebellin gana el Giro de Emilia, incorporando la prestigiosa clásica italiana a su palmarés.Considerando que ha batido en la misma línea de meta a DiLuca, el estado de forma de los CSC y las ganas de Bettini por estrenar su palmarés arcoiris, el sábado puede haber un gran Giro de Lombardía.
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Uno que no levanta cabeza: el prometedor italiano Michele Gobbi, que ya se rompió la pierna en tres puntos diferentes en un Tour de Flandes, se ha caído en el GP Beghelli (ganado por Marinagenli, otro italiano a destacar) y está en coma inducido en el hospital.

06 octubre, 2006

Un siglo de Paris-Tours

Este domingo la Paris-Tours cumple un siglo de existencia. No es la carrera más antigua del mundo y, como pasa en las carreras tan veteranas, cien años no equivalen a cien ediciones. Cosas de las Guerras Mundiales y otro tipo de vicisitudes perfectamente asumibles en un deporte que tanto depende de la climatología y otros factores. De patito feo de las clásicas ha pasado a convertirse en un objetivo ambicionado por los mejores ciclistas y en una cita ineludible para todo cualquier buen aficionado al ciclismo.

Parece difícil que una carrera con este perfil pueda deparar emociones pero, por soltar una bilbainada, es la mejor carrera del mundo. Y tan pichi que me quedo, oigan. Tradicionalmente vendida como la "clásica de los sprinters", la realidad es que los velocistas sufren mucho para ganarla y rara vez se produce el sprint masivo; una pena, porque la Rue du Grammont ofrece un marco único para poner las bicicletas a 70 km/h: dos kms. de recta anchísima, grandes plátanos que están perdiendo las hojas (convenientemente barridas instantes antes de que pase la carrera) a ambos flancos y un público entregado. A lo que íbamos: con un perfil tan insulso, quienes hacen las carrera son los ciclistas, y aunque sólo fuese por la victoria de Virenque en 2001 o la de Dekker en 2004, por no hablar de los espléndidos sprints de Zabel en 2003 y 2005, ya merecería la pena.

Con el adviento del ProTour ha pasado de ser el mejor prólogo para el Mundial de octubre a ser la convocatoria extraordinaria para los damnificados del arcoiris. Así no es de extrañar que Tom Boonen se presente en la línea de salida con una ambición desmedida (¿y cuando no?). La duda está en si se jugará la carrera al sprint contra gente como Zabel o Bennati, o bien lo intentará de lejos como en sus espléndidas victorias en Bélgica de los dos últimos años. Y es que el perfil de la carrera engaña: las fuerzas en octubre están muy mermadas y, como se vió el año pasado con Devolder y Gilbert, se puede llegar perfectamente en solitario o grupos reducidos porque "el tira tu que a mí me da la risa" es el lema del pelotón cuando el otoño avanza. Además de estos dos belgas, habrá que contar también con Samuel Sánchez. En teoría sale para intentar arañar unos puntos que le otorguen más seguridad con la segunda plaza del ProTour, seriamente amenazada por Evans de cara a Lombardía (el australiano fue 4º en esta carrera en 2004), pero viendo como está y el descaro con el que afronta las carreras, todo puede pasar.

Yo el domingo no me perdería la que ha sido en el último lustro la carrera más emocionante del calendario.
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Primera victoria profesional para el joven siciliano Visconti en la Copa Sabatini. Al igual que su coetáneo Nibali (este de Calabria), un gran indicador de sus futuras posibilidades: no son tantos los corredores que al segundo año ganan tan carreras importantes como las conseguidas por los dos meridionales. Y ojito para Lombardía.
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Y en la Paris-Bourgues, victoria para Voeckler. Intentó ser protagonista en Salzburgo y no pudo, ahora completa una buena temporada tras su desastroso 2005.

02 octubre, 2006

Sensacional triunfo de Samuel Sánchez en Zurich

Samuel Sánchez, en una sola temporada, se ha convertido en el corredor que apuntaba desde categorías inferiores. Hasta este año sólo contaba en su palmarés con la etapa de la Bien Aparecida en la Vuelta 2005, ganada en unas circunstancias pintorescas. Fue la broma definitiva para un corredor que es rápido, que escala pero que nunca ganaba. Este año todo ha sido distinto: faltan dos pruebas para acabar el ProTour y el corredor carbayón es segundo en la clasificación. Y con cuatro victorias.

Tras una primavera portentosa (4º en Niza, 6º en País Vasco con dos etapas y líder hasta el último día, 2º en Flecha tras Piti) desapareció hasta la Vuelta a España, donde se marcaba grandes objetivos. No es un corredor modesto, al contrario. Visto como le están yendo las cosas en este final de temporada, habrá que darle toda la razón, a pesar de que sea insufrible leer cualquier entrevista o escuchar sus declaraciones. En la Vuelta fue el segundo mejor corredor de la última semana, en el Campeonato del Mundo el hombre decisivo y en Zurich...en Zurich sencillamente se ha salido.

Se subía por tercera vez el Pfannenstiel (una loma desde donde se divisa Zurich y el lago) y quedaban 33 kms. para meta. Ahí se formó la escapada decisiva, bajo la lluvia y formada por Boogerd, Cancellara, O´Grady, Rebellin, Devolder y Samuel Sánchez. Nadie pudo volver a unirse a los fugados, que aprovecharon el descenso para sembrar dudas entre sus poderosos perseguidores. Gente como Pozzato, Di Luca o Gilbert, ahí es nada. En la cuarta subida al Pfannenstiel Samuel Sánchez dio un arreón de aupa y se quedó solo con Boogerd y Rebellin. El espectáculo de estos 17 últimos kilómetros fue soberbio. Devolder quedó completamente derrengado, mientras que un excepcional Cancellara sacó unas fuerzas sobrehumanas para reincorporar a O´Grady al grupo.

El australiano era un cliente difícil para el sprint, pero el asturiano se sabía con las mejores piernas del día. Esperó al final de una pequeña colina para llevar calentitos a los dos CSC y allí atacó como un experto clasicómano: coronó con un puñado de segundos, pero aprovechando su magia en los descensos con lluvia, al volver al valle que lleva a Zurich ya tenía 20". De allí a meta, con un Cancellara reventado porque O´Grady no le quiso esperar, fue un festival de ataque en solitario. El último km. fue la habitual apoteosis de celebraciones típicas del corredor del Euskaltel, que corrió como un grande y entró en meta en solitario. Como los más grandes.
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Extremadamente decepcionantes todas las crónicas, cuando las hay, en la prensa nacional. Será que la temporada acaba después del Campeonato del Mundo. Así nos luce el pelo.
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Kasheshkin y Vinokourov no se presentaron en la línea de salida. Tras acabar la Vuelta a tope, los dos kazajos que no tienen nada que ver con el doping han desaparecido. Ni criteriums ni nada. Tras huir a las carreras del control antidoping previo a su asombrosa tercera semana, todo sigue siendo maravilloso en el ciclismo.