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29 abril, 2008

A Piti lo que es de Piti

Nada mas lejos de mi intencion que desearle a Alejandro Valverde el mismo destino del anterior agraciado con este mismo titular. A cada uno lo suyo, y aqui nadie es tan tonto como para quitar méritos a un corredor que utilizó la L-B-L de 2005 como atalaya de observación, y los tres ediciones siguientes para hacer primero, segundo y primero. Ahí es nada, en una de las mejores carreras del mundo tener tu jardín privado, con tanto de invernadero (que no arcón congelador) y abono, con sus inevitables olores.

El domingo en Valonia hizo mucho calor, una característica que parece gustarle mucho a la estrella espanola. Será por eso que evita hacer P-N o P-V en su estrategia de aproximación, y prefiere los cuidados de Murcia y otras exóticas carreras. Si alguien tiene la paciencia de hacer el estudio, sería curioso saber cúantos ganadores ha tenido La Doyenne en los últimos 20 años que no hayan hecho anteriormente el calendario vasco: se cuentan con los dedos de la mano de un koala. A Piti eso se la suda. Se presenta en las carreras y gana, o hace plata madrileña, porque es el mejor en lo suyo. Incluso aunque sea la edición más dura de la carrera.

Gilbert hizo su numerito en su patria chica, con el honor de escalar la Redoute en solitario. Cuando llego el plato fuerte, no quedaba nada del valón, al que siempre hay que aplaudir en su entrega y en su actitud ofensiva. La nueva bellaquería introducida por los organizadores, a 20 kms. de meta, hizo una criba brutal, dejando en cabeza a Matusalém Rebellin, los hermanos Schleck y a Piti. Es cierto que se subió con el machete entre los dientes, con un Purito Rodriguez versión Saunier Duval o Once (¿será el amarillo de la bandera nacional?) estelar, pero sorprendió mucho que corredores como Dekker o Kirchen no aguantasen el ritmo, aunque tampoco hay que ser muy retorcidos: no estuvieron delante porque el desgaste, donde el calor fue decisivo, era notable.

A partir de ahí, la unica emoción era saber cómo se jugarían las cartas los dos CSC. Andy, el más joven -tan joven que da cosa escribir su edad- no tardó en reventar y quedó en cabeza un grupo conformado por el hegemon de los dos últimos años, un corredor que cuenta más puestos de honor que victorias, y otro ciclista que, llegando tres al sprint, es capaz de hacer cuarto. Resumen: la emoción residía en ver si Piti era capaz de cagarla en una situacion de miel sobre hojuelas, algo mucho más frecuente que sus victorias. Y pobre de aquel que pensase que había emoción con el grupo perseguidor con Evans -brutal su regularidad-: en las clásicas, en estas clásicas, nadie enlaza nunca.

Llego el sprint y Valverde, cuyo molesto tik de mirar hacia atrás es algo que no han conseguido erradicar ni sus muchos médicos ni esteticiens, ganó cúando y cómo quiso. Han pasado dos años y vuelve al mismo sitio donde lo dejó la O.P: triunfador en Lieja y con todo el futuro por delante. Como escribía Il Corriere della Sera, "su única victoria de importancia en dos años", algo crudo como el sushi, pero no tanto como el cruel titular de El País (que también dice que iba al 95% y con dos kilos de mas, lo que confirma que el resto del peloton es una banda de paquetes y el murciano un fenómeno). A Piti lo que es de Piti: dos Liejas, una F-V, segundo en esas mismas carreras y podio en Amstel y S.S, dos platas y un bronce mundial. Tiene un palmarés de clasicómano propio de un veterano, y acaba de cumplir 28 años. A Piti lo que es de Piti, insisto: su palmarés en vueltas es muchísimo peor, y salta a la vista. A ver si alguno de los que le dirigen la vida deportiva y médica se da cuenta. Y, ya por fin, a Piti lo que es de Piti. Y eso incluye su bolsa de sangre 18.- Valv. (Piti).

25 abril, 2008

¿Vuelve el hombre?

La noticia se conoció ayer: Ivan Basso, mártir de la podredumbre del ciclismo, ha firmado un contrato con Liquigas. En teoría cumple sus dos años de sanción a finales de octubre, y esa sanción incluye que no podrá competir en pruebas ProTour durante dos años más. Como el Giro y el Tour ya no pertenecen al ProTour, ya tienen la trampa hecha. Vuelve el hombre, al menos en 2009.

El caso Ivan Basso, que no puede dejar indiferente a nadie, es de una vergüenza absoluta. Uno de los mayores dopados de la Operación Puerto, con toneladas (y hectolitros) de pruebas en su contra, fue capaz de fichar por el Discovery Channel -ahí es nada- para el 2007, donde llegó a disputar varias carreras y era un candidato para el Giro. Precisamente hace un año -no es casual el anuncio del fichaje en estas fechas-, en la previa de la Lieja, las autoridades judiciales italianas le tendieron una trampa haciéndole creer que disponían de su ADN cotejado. Después vino la cochambrosa rueda de prensa, lo de tentato doping y, bueno, el show Basso, capaz de ir a la India y citar a Dios más que un evangelista.

Sobre la catadura moral de este personaje poco más se puede añadir a lo que el mismo se ha dedicado a aportar. Su regreso, aún por confirmar, plantea una serie de interrogantes. Una de las Leyes de Hierro del ciclismo es que, aquel sancionado por dopaje, cuando vuelve nunca es al nivel de antaño. Bueno, está la excepción de Casagrande, pero este era un consumidor masivo, y nunca se planteó seriamente los objetivos que tiene Basso. O que tenía, porque no se si todavía seguirá con eso de competir de febrero a octubre, hacer dobletes y bla-bla-bla. El italiano se puede convertir en un Millar -un espectro de sí mismo- o en un Armstrong -un espectro en sí mismo-, todo dependiendo del trato que le dispensen las autoridades. Me da que el pasaporte biológico no es una buena noticia Birillo.

En el Giro no tendrá problemas para participar, cómo los iba a tener. Otro asunto distinto es el Tour, como podría explicar muy bien Don Desmayos, primero compañero de médico y después compañero (gregario) de equipo. Prepárense para la amplia panoplia de ruegos, lloros y golpes en el pecho con la que nos agraciará de aquí a un año el donante de sangre, como si no tuviésemos bastante con el catálogo de teatralidad que este año está desplegando el pinteño. Como Basso ya sabe el lenguaje y los brochazos básicos, le quedará muy bien un discurso tipo ho pagato e adesso voglio la redenzione. Una cita a la Biblia, o al Padre Pío, y ya tenemos el panorama completo.

Además, ficha por el Liquigas, el equipo que ha comprado la fórmula de longevidad a Matusalém, que comparte sus conocimientos con Beltrán (su sastre para los entrenamientos es el mismo que el Karl Lagerfeld, por lo de la variedad cromática) y Noé. El mismo que tiene la fórmula mágica para hacer que Bertagnolli gane en San Sebastián por delante de todos los que venían rodados del Tour. En fin: el mismo equipo en el que el año pasado corría Di Luca -¡tanta agua después de Lavaredo!- o el anterior Paolini, y en el que este año milita Bennati. Una gran familia verde, un gran fichaje.

En la foto vemos a Basso posando en sus tiempos de gloria, donde también coqueteaba con su imagen, como ese corredor gallego de amplias patillas, dieta espartana y cero victorias, pero muchas fotos y "mucho carisma". Fíjense en el vaso. ¿Será zumo de sandía, que "limpia la sangre"? ¿O será directamente sangre? Con Basso nunca se sabe lo que hay en vaso, o si está medio lleno o medio vacío su depósito.
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Convendría hacer una previa de la L-B-L, pero ya saben que los favoritos son los mismos que han estado bregándose en Amstel y Flecha. Combínenlos a su gusto y tendrán el triunfador de la cita más prestigiosa. Hombre, siempre se puede dar que un Bettini o un Riccò surjan de la nada, pero al menos en ese tipo de cosas sí que ha cambiado el ciclismo. A ver si sale una carrera tan bonita como la del año pasado, y así rescata una temporada de clásicas un poco decepcionante.
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Nibali ganó la etapa del Trentino sobre su compañero Pellizotti, del Liquigas. Que aprovechen ahora, que con la llegada de Basso ya saben lo que les toca. Tercero fue Simoni, por el que no pasan los años y no sería extraño que estuviese disputando el podio del Giro, como ha hecho casi ininterrumpidamente desde el año 1999.

24 abril, 2008

Lo que no se vio en la Flecha-Valona

Quizás lo más normal sea empezar por lo que si se vio. Mucho mal tiempo y un par de fugados que, en vez de colaborar para llegar juntos a Huy, aprovecharon la caída de un trotón del CSC -que no sabía frenar- para hacerse la guerra particular. Ni Weggman ni A.Efimkin parecían hombres para ganar la carrera, aunque el primero de ellos siempre aparezca en las quinielas y nunca haya sido top-ten. Ayer tampoco.

La subida no tuvo color. El campeón de España descubriendo sus limitaciones como ciclista, igual que S. Sánchez en el Mundial de Stuttgart; el Rabobank haciendo la guerra por su cuenta -Gesink por delante de Dekker, que venía remontando: al final cuarto y quinto respectivamente-; Evans haciendo de Schleck -al australiano le encanta seleccionar el grupo a ritmo y después no hacer nada al sprint, como en el último mundial- y Rebellin, el eterno, con Kirchen soldado a su rueda.

El luxemburgués dejó al italiano cuando y cómo quiso. Victoria neta, santificada por los besos y abrazos de su madre en meta, y también de su novia. Su pequeño país está a media hora de coche. Rebellin obtiene, según leo en cyclingnews.com- su ¡52 top-ten! en carreras de un día. Sería interesante saber de esos cúantos son top-five, seguramente muchos porque al italiano siempre le ha costado rematar. Pero bueno, siempre está ahí, llueva o haga sol, y ya son 12 años desde que se marcó Giro y Vuelta acabando sexto en ambas. Como ayer.

Uno que casi nunca está ahí -prefiere correr la Vuelta a Murcia-, y esto es lo que no se vió en F-V, es Alejandro Valverde. En ningún momento de la subida a Huy estuvo delante, y eso que su equipo había trabajado de lo lindo con L.L Sánchez, Chente y otros corredores. Entró en meta el 21º, cuando los dos años anteriores había sido 1º y 2º. Dirán que apostaron por J. Rodríguez, al que le vienen muy grande estos objetivos. Bueno, ambos tienen excusa. Prácticamente la misma.
Ya están ustedes avisados de su rendimiento como el domingo llueva camino de Lieja.

Los ocho primeros de la carrera disputaron el País Vasco: el primero se llevó dos etapas; el segundo, fue segundo; y el tercero, Cunego, también una etapa y cuarto, además de haber ganado la AGR hace tres días. Normal que Valverde no estuviese entre los primeros. En el País Vasco llovió de lo lindo, y sería gracioso que alguno de estos protagonistas hubiese puesto como excusa para su rendimiento "el frío y la lluvia me bloquearon". En la imagen se ve una bonita toma de una cota y las torres de refrigeración de una nuclear al fondo. En ningún momento de la retransmisión televisiva se ven, por lo que tiene de escaparate promocional y por lo mal entendida que está la industria dentro del paisaje. Lo que no se ve de la Flecha-Valona. Como Valverde.
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En la segunda etapa del Trentino, sprint masivo con triunfo para Garzelli. En el grupo iba gente muy, muy rápida como Bettini, Paolini, Di Luca, Bennati o Gasparotto. A sus 34 años, el italiano todavía conserva una de sus mejores -y menos explotadas- armas, una punta de velocidad francamente envidiable.

23 abril, 2008

Hoy gana el espectador

La temporada de clásicas agota su calendario y hoy se disputa la Flecha Valona, el penúltimo gran evento. La carrera tiene su mayor atractivo en la subida final al muro de Huy, una modalidad de finalizar una carrera de un día que ha sido copiada tanto por la Amstel Gold Race como el GP Miguel Induráin, entre otras carreras. Antes era la única que ponía un final en cuesta. Su atractivo no se ha diluido, al contrario.

Mientras algunas pruebas como la Vuelta al País Vasco apuestan por pendientes imposibles, el muro de Huy tiene la combinación justa entre potencia y velocidad. Se puede subir a gran velocidad -la que te dejen las fuerzas- sin tener que preocuparte en malabarismos circenses, que es lo que pasa con las pendientes prolongadas de más del 18%. Es una explosión en las piernas tras un recorrido no muy largo (200 kms.) y no muy montañoso (nueve cotas previas, incluyendo un paso por el propio Huy): lo que cuenta es el final. Así no es de extrañar que entre sus vencedores de esta época se encuentren corredores como Fondriest, Jalabert -lo único que ganó en el norte, y dos veces-, un Armstrong pre-cáncer y, en los últimos años, corredores que vienen o van de carrerilla: en 2004 Rebellin encadenó todas las Ardenas, en 2005 Di Luca ya había ganado Amstel, en 2006 Piti anticipó el éxito de Lieja y el año pasado Rebellin repetía.

Con estos antecedentes, ya se pueden suponer quienes son los favoritos. El primero de todos, Rebellin. Por ser el vigente campeón, por venir de ser cuarto en Amstel y porque el pequeño llano final le viene muy bien a sus características. Después, Valverde, primero y segundo en los dos últimos años, y tercero en Amstel, y también Schleck y Cunego, primero y segundo en la cita holandesa. A partir de ahí, y antes de descender a otros contendientes, estos cuatro favoritos pueden jugar la baza de sus lugartenientes, especialmente Weggman y Schumacher (Gerolsteiner), Kroon (CSC) y Joaquín Rodríguez (Caisse d´Epargne, le viene muy bien la fuerte pendiente), al que muchos apuntan como favorito de primera categoría. Ya veremos.

En segunda fila, un heterogéneo grupo donde destaca Kirchen (creo que la Amstel se le hizo larga, pero ya ha sido segundo en Huy), Nocentini, Albasini y Pineau. ¿El Rabobank? A saber. Dekker rajó de Freire -sin citarlo- tras la Amstel, hablando de un corredor que "no lo da todo". El cántabro, por cierto, ya ha sido quinto en la carrera. En los últimos cuatro años se ha llegado en grupo a la base de la última subida, pero es una carrera en la que no es infrecuente una escapada de lejos que acaba llegando. Estén atentos al espectáculo.
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Tampoco ha cambiado tanto de profesión. De correo de la droga a conductor de autobuses. Siempre transportando cosas. Cabría preguntarse porqué el periodista de As acude a entrevistar a Willy Voet, teniendo aquí, en casa, a otros protagonistas del nefasto verano de 1998, como Escartín obligado a abandonar el Tour por presiones de El Gordo, Olano y la caída que nadie vió en los Alpes en la primera etapa de montaña -poco después del abandono en bloque del Festina- y tantos otros. En fin, ya saben que el mal lo tienen por ahí fuera, y aquí eramos puros. Hasta el propio Voet tiene que decir cosas evidentes sobre la ONCE y el Banesto, ante la inanidad del periodista. Lo único interesante de verdad viene cuando dice sobre Manolón: "Fue un gran director y no esperaba que fuera tan ingenuo de llevar él mismo pruebas encima al visitar al doctor Eufemiano Fuentes. Ese no era trabajo para él." Y lo dice un operario especializado en el transporte.
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En el ciclismo actual han desaparecido muchas carreras, y otras languidecen. El calendario aficionado italiano, tomado desde hace tiempo por corredores del Este, empieza a exportar y copar carreras profesionales como el Trentino. Vale que este año corre en la provincia norteña y de mezcla latino-germánica Bettini, pero es porque este figuras ha ido a una carrera segura a preparar su gran rendimiento -no lo duden- del domingo en Lieja. ¿Segura? No para Aketza Peña, que fue cazado en esta misma prueba el año pasado, pero lo que hay que preguntarse es por qué fue el Eukaltel a esa carrera y con esas cosas en el cuerpo, igual que antes fue el Comunitat Valenciana, e incluso ganó una etapa con un ciclista de cuota étnica, del que no se acuerda nadie. Qué tendrá el Trentino que tanto gusta a los ciclistas, especialmente a esos ciclistas.

En fin, a lo que iba. Que ayer ganó el prólogo de 10 kms. el ultradesconocido ucraniano Volodymyr Zagorodny, que no debió disfrutar mucho de las espléndidas vistas del Lago de Garda, visto que rodó a 52,5 kms/h. El calendario local italiano empieza a parecerse mucho a una liga local especializada en eslavos, y si no miren los participantes.

21 abril, 2008

"Cada año lo hago mejor"

La frase corresponde, como no, a Alejandro Valverde (en lenguaje cánido: Piti), capaz de decir estas cosas en su cuarta participación en la Amstel Gold Race, carrera donde ha sido derrotado por un debutante que ya le había batido con armas diferentes hacía una semana: entonces fue en un final llano, ahora en el terreno de Piti: cuesta arriba y con fondo. Y habrá quien le aplauda con eso de que es el primer podio español en la carrera.

Venga ya, dejémonos de autobombo y justificaciones de segundo de primaria ("cada año lo hago mejor"): Piti no gana. No ha ganado en su vida una carrera por etapas de prestigio, sólo acumula podios y más podios. Ganó dos clásicas seguidas hace dos años, tres semanas antes de que su médico pasase tres días en la cárcel, mientras que una bolsa de sangre que responde al nombre de 18.- Valv. (Piti) sigue esperando, ya con ojos llorosos, a la aguja que la devuelva a las venas de su dueño. Valverde es un hombre de podio, pero al que le cuesta horrores ganar. Y el hecho de que sea el máximo favorito para las venideras F-V (ya ha apuntado que apoyara a J. Rodríguez, lo que tiene narices) y L-B-L no cambiará mucho el balance.

La carrera se resume de la siguiente manera: Kirchen intentó irse en solitario y daba miedo lo que pudiera hacer. Al final nada, e incluso entró el 20º en meta, pero redujo un grupo numerosísimo. La subida al Keutenberg dejó el grupo delantero en nueve unidades: Pfannberger e Ivanov, que se habían adelantado, Rebellin, Rodríguez y Valverde, Dekker, Kroon y Schleck, además de Cunego. Freire, que había aguantado muy bien hasta entonces, no aguantó las rampas y el ritmo mortal que imponía el campeón de España, y con eso de tener a Dekker por delante, el tener a Gesink en el grupo perseguidor no sirvió de nada. Así pasa siempre en las clásicas.

J.Rodríguez empezó muy fuerte el Cauberg y parecía que podíamos asistir a un caso de pititismo flagrante, pero ahí estaba Schleck, especializado en lanzar sprints, dispuesto a hacer lo propio con Cunego. Igual que el año pasado con Di Luca en la Lieja, el luxemburgués es una liebre perfecta para todos los uphill finishers del pelotón: saben que nunca podrá ganar, pero pone un punto capaz de soltar a todos. Cuando Piti intentó reaccionar, no tenía fuerzas. Como está acostumbrado a la mentira, dice que se equivocó en la rueda de Rebellin, pero en las imágenes se ve claramente que intenta salir y no puede. Eso sí, tuvo una posición privilegiada para ver como Schleck y Cunego casi se equivocan de carril en la confusa y caótica llegada de la Amstel, que tan pronto un año sirve para que los espectadores invadan la carretera como para poner el desvío para los coches a 300 metros de meta y sin nadie para guardarlo. Hubiese sido una buena excusa para Valverde, aunque la de "cada año lo hago mejor" es rompedora. Este es el palmarés del español. Este es el del italiano, que es dos años más joven. Qué triste resulta todo cuando quitas los puestos de honor y solo quedan las victorias.
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En Turquía ya saben donde está Galicia. Un corredor del equipo con nombre de pez y de comunidad autónoma ha ganado la vuelta nacional, un bonito escaparate de las zonas turísticas y con notable participación. Se llama David García, pero en Bélgica no saben quien es, le confunden con el corredor del Caisse d´Epargne. Normal. Nadie sabe quien es. Segundo Jose Benítez, y cuarto Gustavo César Veloso. En Turquía deben pensar que en España todos andamos en bici, y muy bien. ¡Qué pena Turquía! ¡La primera vez que salió este país en el ciclismo fue por el positivazo de Kasheshkin, cuando estaba de vacaciones en su costa! ¡Y ahora porque gana un Karpin Galicia! Si es lo que digo yo: tenían que haber ganado en Mohacs...

18 abril, 2008

Donde están, no se ven, los ciclistas del Saunier

Uno de los rasgos más llamativos de lo que llevamos de temporada es el anonimato del Saunier Duval. El equipo amarillo, capaz de realizar un comienzo de 2007 fulgurante, ha pasado a ser un combinado con rendimiento propio de equipo francés, y no aquel turboteam que aspiraba a todo y con todos.

Algo de mala suerte ha habido. Riccó se cayó en Tirreno y desde entonces ha vuelto a besar el suelo en el País Vasco, y sigue sin ganar; en la foto vemos a Ángel Gómez, que quería brillar en el pavés y se cayó en el Tour de Flandes. Alguno más ha habido, hasta tal punto que, con gran pena y dolor, han tenido que renunciar a su participación en el Tour de Georgia, donde eran unos fijos desde la temporada de su debut, en 2004, cuando llevaron por ahí a Tafi y demás embalsamados, muy en la tradición de Matxín, Zidanes y Pavones.

En 2007 el Saunier empezó ganando en Argentina, siguió en la Tirreno con dos etapas, en Castilla-León Ventoso ganó tres etapas y Koldo Gil -todo el equipo, para que ocultarlo- subía al ritmo de A.C, mientras que en País Vasco ya recuerdan el rendimiento de Cobo, que hasta entonces había demostrado muy poco en el profesionalismo. En 2008 sólo tienen la alegría de Pagliarini, el sprinter brasileño que ganó una etapa en California. En datos brutos: el año pasado consiguieron 29 victorias, casi el doble que en 2006 y once más que en su temporada más prolífica, y encima con quince corredores diferentes, el mejor indicador de la calidad media del grupo amarillo.

Se podría argumentar que el Saunier ha perdido a algunos de sus mejores corredores: Simoni, Koldo Gil, Mayo, Ventoso y Millar. Es cierto, pero es igualmente cierto que estos corredores tampoco han ganado -salvo Ventoso, y una etapa- en sus nuevos equipos, cuando los hay. Y que tampoco ha hecho una adecuada política de fichajes, donde el mayor relumbrón corresponde a Jufré, un magnífico corredor de equipo, pero en las antípodas de un ganador. Lo peor de todo no es el número de victorias, es el nivel general: ganador en los dos últimos años de la Vuelta al País Vasco, este año el corredor mejor situado ha sido Gómez Marchante, en el puesto 19º. Y así, o mucho peor, en todas las citas de relumbrón.

¿Existe algún punto de cesura en el rendimiento de la banda de amarillo? Quizás alguien recuerde a Ibán Mayo, que el año pasado compitió de amarillo, incluyendo el día que dió positivo por EPO. Desde entonces, el Saunier sólo consiguió cinco victorias: la Subida a Urkiola -su ganador, un potencial runner-up para la Vuelta, desapareció como un azucarillo en los Lagos, y por allí sigue-, una etapa del Eneco Tour, una etapa de la Vuelta con Matusalén Piepoli, una en Txiguagua con el diabético Megías y la Japan Cup. Vamos, que 24 de las 29 victorias se lograron en la primera mitad de la temporada. Creo que se van a tener que espabilar un poco para igualar los resultados.

Pero bueno, vivimos el ciclismo de las maravillas. Que a nadie le extrañe que un equipo que campaba a sus anchas por todo el pelotón resurja en estas dos semanas de Ardenas. Siempre ha sido un territorio muy ambicionado por su director. O en el Giro, donde quieren ganar la general con Riccó. De momento, Juan José Cobo está disputando el ¡Tour de Turquía!, que en el País Vasco estaba malito y no pudo defender su título. Nadie lo hechó de menos, y si no me creen repasen la muy talibán y especializada prensa vasca, capaz de entrevistar a Rominguer, pero olvidarse del dorsal número 1. Allí está acompañado de Cañada, bregándose por la victoria; José Benítez; Bertogliatti (un ciclista que parece Benjamín Noval, no ha vuelto a hacer nada desde su etapa en el Tour); Megías; y el niño prodigio Arkaitz Durán, que tenía que empezar muy fuerte la temporada y en el prólogo en Estambul entró el último. Si uno se esfuerza, puede ver a los hombres del Saunier, pero los tiene que buscar en sitios exóticos y en el fondo de la clasificación.

17 abril, 2008

La publicidad de Euskaltel

Ustedes perdonen, de entrada, lo poco imaginativo del titular. Al final he optado por lo más diplomático, aunque el cuerpo me pedía otra cosa. Creo que con el resto del post no lo he conseguido, pero tampoco encuentro motivos para esforzarme en hacer algo diferente.

Resulta que Euskaltel, principal patrocinador de un equipo ciclista ProTour, ha lanzado una campaña de promoción de su oferta de televisión digital. Se titula SOS Freaks y consiste en una Parada de Monstruos (de la película homónima de Tod Browning viene el término tan gastado de freak) que se ponen a cantar. Dinio, el Dioni, Yola Berrocal, Tony Genil, Leonardo Dantés y Carmen de Mairena, entre otros. "No, no debes ver, la nueva tele de Euskaltel", canta el estribillo. La letra tiene su miga.

Por supuesto, como toda campaña que se precie, tiene un toque viral. Y no crean que no he reflexionado al escoger este tema en ser consciente de forma parte de ese virus (campañas que se comunican por contagio, bajo el tradicional boca-oreja de "oye, ¿no has visto el anuncio ese...?"), que cuenta con su propia página web. Disculpen de antemano, pero no me hago responsable de que contraten el servicio de tele digital y después les salga rana. O freakie. Mi interés es otro. En el propio concepto de freakie hay una superioridad sobre el otro, al que se le pone el apelativo. La campaña de Euskaltel usa y abusa de eso, y no entiendo por qué.

No lo entiendo que se gaste ese dinero y esos medios cuando ya tenían su propia escuadra de monstruos. Podían haber puesto perfectamente al equipo profesional al que pagan. Fíjense en la foto de hoy, que parece un descarte a color de la peli de Tod Browning, y que está sacada de la presentación del equipo ciclista de esta temporada. No voy a hacer ningún chiste con la delgadez infrahumana de Laiseka, carne de casting de peli de terror gótico; con las siniestras y caballunas quijadas de los dos ciclistas de la foto; con el cazu de pastor de ese carbayón con crisis de identidad (con la fe del converso, diríase); con los valores de testosterona (muy naturales, eso sí) de Iban Mayo o Landaluze, o teniendo de mánager a uno que compitió en 2005 con varios tipos de drogas en el cuerpo, y tan campante. No, que va. Ellos son freakis por su profesión, y guardan sus mártires (Aketza Peña) con celo encomiable. Nadie escoje ser feo, pero si se escoje ser ciclista, con las mansedumbres -los médicos, el túnel de viento de California, estar atacando todas las etapas del Tour 2007 cuando no has hecho nada en tu vida- que conlleva. Saquen ustedes la conclusión de quien es más freakie de los dos esponsorizados por Euskaltel. Yo no tengo ninguna duda.

Pero bueno, hay que cerrar en positivo. A mí lo que más gracia me ha hecho, dentro de la maldita gracia que me hace la humillación del diferente, es que hayan puesto a Carmen de Mairena en el vídeo. Teniendo a su doble -igualico, igualico- en el equipo ciclista, ese de la mano de hierro y el papo colgando.
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En la Flecha de Flandes, la tradicional carrera que acaba en las cercanías de Amberes y que cierra el ciclo flamenco, Cavendish repite victoria. Boonen ya estaba celebrando la victoria y el hábil corredor inglés le levantó la cartera de la misma manera que Freire a Zabel en San Remo. Pobre Boonen, que ya pasó la frustación de no poder ganar ante sus paisanos en el pasado Tour, cuando su compañero Steegmans ganó la etapa de Gante. No es que a Cavendish le falte experiencia en los podios, pero se resbaló en plena ceremonia y Boonen se descojonaba. Triste consuelo, pero una imagen simpática. Casi tanto como perder una carrera cuando tienes los brazos alzados.
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Para el CONI italiano, la fluctuación de los valores hormonales de Di Luca tras la etapa de Zoncolan se debe a la gran ingesta de agua. Exculpado. Ya saben: no beban mucha agua de golpe, que a lo mejor les empieza a crecer barba o, como en el caso de Il Killer (della sua salute), se les aflautará la voz, se quedarán imberbes y volverán a los dientes de leche.
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Adri van Houwelingen, el director del Rabobank gravemente acusado por Flecha para justificar sus frustaciones como ciclista profesional (¡se olvidó de comer y beber, pero se sabe de memoria el recorrido!), opta por la vía de enmedio y dice que la culpa, de la prensa. Que el periodista que publicó el escupitajo de Flecha estaba escuchando lo que el argentocatalán explicaba a un amigo. ¡Quiá! Eso es solucionar el asunto: solo hace falta consultar las columnas en La Vanguardia para ver hasta que punto se sincera Flecha cuando está entre colegueo. Del que le dora la píldora, vamos. En todo caso, lo mejor lo aporta van Houwelingen: no habría parado de ninguna manera a Langeveld (snif, snif, es mejor apostar por alguien de 23 años que por uno de 30) y que -es muy divertido, en serio- "si no se hubiese caído, estoy seguro de que hubiese acabado entre los ocho primeros". ¡Los ocho primeros! ¡No los tres primeros que se jugaron la carrera! ¡Los ocho primeros! Flecha presume de sinceridad: pues toma dos tazas y media. Iba a por la carrera ("puedo ser el primer español en ganar aquí") y su director apostó por un joven al que auguraba entrar entre los ocho primeros. Una cosa es que no confien en tí -que buenas muestras ha dado- y otra que te abandonen. ¡Venga, otra taza de café, como hacían los clásicos antes de la carrera! ¡Y de comer que se ocupe el director deportivo! ¡A tragar!

16 abril, 2008

Valverde vuelve a ganar en el extranjero, dos años después

El que con 23 años, y corriendo en el Kelme, fue bautizado como "el Eddy Merckx español", consiguió ayer lo que supone su primera victoria más allá de los Pirineos en los últimos dos años. La última data del 29 de abril de 2006, cuando ganó la Lieja. Este año quiere repetir, como el anterior, siempre y cuando logre escapar del maleficio del segundo puesto.

Lo que sí sigue inmutable es su dudosa marca de año y medio sin ganar una prueba ProTour, desde la etapa de El Morredero en la Vuelta 2006. Ayer ganó la París-Camembert, una prueba desconocida para el aficionado medio, imponiéndose en línea de meta -picaba hacia arriba, su especialidad- a corredores de la talla de Pineau, Vaugrenard, Ravard, Pichot, Demaret, Huguet, Roche, Roland y Renders. Este mismo corredor, que se parece a Eddy Merckx como la caza del zorro se parece al toreo, había disputado la Vuelta al País Vasco en los últimos cinco años, calibrándose con corredores de su talla y leyenda, consiguiendo cinco etapas, hacer podio y, se supone, una óptima puesta a punto.

Ahora ya no es necesario. Él mismo dijo que iba a llevar la temporada más tranquila para llegar fresco al Tour, donde su descalabro del año pasado se produjo en la crono, no en la montaña. Eso no es óbice para que a principios de marzo ganase la Vuelta al Terruño, orgullo patrio de cualquier ciclista, aunque le comparen con Eddy Merckx. Y, de todos es sabido, a 18.- Valv. (Piti) no le hace falta competir como al común de los ciclistas, él entrena y adquiere la forma mucho mejor con sus prácticas en solitario, como demuestra su plata en Madrid 2005, conseguida tras no competir en los dos meses previos.

Resulta que la prestigiosa carrera que ayer ganó Valverde se apellida Lepetit, una concesión comercial a un modelo de queso de la zona. No puede haber mejor epíteto para un corredor de la trayectoria de Valverde. Dos años sin ganar fuera. Año y medio sin ganar una carrera ProTour. Y claro, tratándose de quien se trata, el 23 de mayo próximo hubiese cumplido los dos años de sanción que le correspondían. Quien sabe, a lo mejor algún día le caen -bastante dudoso, pero mientras está la bolsa por ahí y no se destruya, hay esperanza-, y entonces a lo mejor se da cuenta de que en estos dos años no ha hecho nada de mención, y que más le hubiese aprovechado cumplir la sanción entre los 26 y los 28 años que entre los -por decir algo, porque al final se irá de rositas- los 30 y los 32. ¡Viva Valverde, primer español que gana la París-Camembert Lepetit! ¡Lepetit!
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Cuando es un llorón -y lo ha sido toda su carrera deportiva-, siempre encuentra justificaciones en la rotación de la tierra, la gravedad o la lluvia, que es igual para todos. J.A Flecha, que tiene un largo historial de agravios ("en los equipos españoles no se preparan las clásicas") para justificar sus limitaciones como ciclista ("por delante iban muy fuerte"), se ha despachado con una rajada de las de época contra su equipo. El mismo que le da capitanía para Tour de Flandes y Roubaix, a pesar de que no gana una carrera desde febrero de 2005, cuando militaba en otro equipo y se disputó una etapa de 80 kms en la Vuelta a Valencia.

Flecha se pegó un piño antes de Aremberg y, según sus particulares cálculos, por delante tenía a los compañeros Poosthuma, Langeveld y Leezer, a los que el director deportivo Adri van Houwelingen no consideró oportuno retrasar. Esa es la versión del lloriqueo, claro. En las imágenes se ve como un Flecha desbocado supera a Poosthuma, que sí se había retrasado, sin esperar a que le diese ni un solo relevo. Después empieza con el cuento de la lechera: "si Leezer y Posthuma se hubiesen retrasado inmediatamente, hubiese llegado con fuerzas al final de la carrera". Claro, claro. Como si en el bosque de Aremberg se hubiese parado el CSC. Después, pero como el que no quiere la cosa, dice que la persecución le impidió comer y beber, un error de juvenil.

Habría que recordarle a Flecha que las carreras se ganan corriendo, no sabiéndose de memoria todos los cruces y callejas de los 265 kms. del Tour de Flandes, como el otro día elogiaba Arribas. Que las caídas son parte consustancial del ciclismo. Que comer y beber son responsabilidad del corredor, al que se le supone profesionalidad. Que siempre hay uno que gana y otro que pierde, pero cuando repites mucho un rol te conviertes en un campeón o en un segundón. Que el propio Flecha se autocalifique. Llegará el verano y volverá a estar escapado en todas las etapas del Tour, escribiendo sus columnitas en La Vanguardia, de una modestia de koljos soviético, y volverá a echar la culpa de su destino histórico a los imponderables.
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La noticia es de hace unos días, pero tiene su miga. La etapa del Tour que acaba en Pratonevoso (Italia) cambia su recorrido y, en vez de pasar por un puerto desconocido -hay desprendimientos-, subirá el brutal Agnello de salida. Menos kms. de etapa, pero mucho más duros. Aunque bueno, la posible noticia sigue estando en lo que hará la autoridad judicial competente una vez que la caravana pase los Alpes...

15 abril, 2008

¿Puede Freire con el Cauberg?

Este domingo se disputa la Amstel Gold Race, la clásica de primavera que más y mejor ha crecido, y que todos los años depara uno de los mejores momentos de la temporada. Se disputa en Holanda y es la cita más importante del año para el Rabobank, aunque paradójicamente sólo hayan logrado la victoria en 1999 y 2001. Todos los años, como un Sísifo del ciclismo, Boogerd se encontraba frente a sus limitaciones como ciclista y nos vendía como un éxito hacer podio, labor a la que se dedicaba con fruicción, por encima de los intereses colectivos del equipo naranja.

Este año ya no está Boogerd, que podía haber seguido más tiempo a tenor del nivel mostrado en 2007. El sabrá. El Rabobank no ha hecho ningún fichaje de relumbrón para sustituirlo, y confía cada vez más en su creciente cantera, que incluso exporta (por ejemplo, Maaskant, el cuarto en Roubaix). No estaría mal que confiase en Freire. La espléndida foto de hoy le retrata como un Flandrien más, y es de este Tour de Flandes, donde estuvo escapado sin exprimirse mucho. Tres días después ganó la Gante-Wevelgem con un sprint im-pe-rial, de los que difícilmente se olvidan.

Al término de la prueba, entrevistado por la tv belga, el tricampeón mundial dijo que iba a por la A-G-R, con una consigna muy clara: "todos juntos hasta el pie del Cauberg". Tan sencillo como eso. De lo demás se encarga el. Alguno se echará las manos a la cabeza. Bueno, Freire ya ha sido tres veces top ten en la prueba. En 2002, cuando todavía finalizaba en llano y corría con el Mapei, ganó el sprint del pelotón, para ser quinto. Y en 2005 fue décimo, superado por ciclistas como Di Luca, Perdiguero, Sinkewitz, Leukemans y Etxebarría, de conocido historial y trayectoria. Y en 2007 volvió a ganar el sprint del pelotón, nada menos que ante Riccó. También ha sido quinto en la Flecha-Valona, en un final mucho más duro.

Hay muchos factores que influyen para esperar un gran resultado de Freire el domingo. Además de los apuntados (estado de forma, capitanía del equipo y resultados pasados), quizás el más importante sea la merma que ha habido en los mejores uphill finishers del pelotón. Respecto al año pasado, ya no están ni Kessler (compitió con un valor de testosterona de 81:1, cuando el valor máximo era de 4:1), ni Di Luca ni Boogerd. Bettini anda magullado y dolorido. Valverde se enfrentará a su primera prueba de nivel en la temporada, cuando el año pasado venía de competir en País Vasco. Schumacher, el vigente campeón, no parece ir tan fino, aunque se probó en la crono final de P-V. Del año pasado queda Rebellin -36 años, en forma desde la París-Niza, como el año pasado-, algo al alcance de Freire.

Y después están los corredores que se van a presentar en la carrera viniendo de las tinieblas. Por encima de todos, Samuel Sánchez, que tras hacer el todoterreno en Castilla-León evitó el equivalente a la A-G-R para su equipo, por primera vez en su vida deportiva. También Kroon. Y después están los que han disputado P-V sin lucirse, como Schleck, J. Rodríguez, Wegmann, aunque, para que engañarse, hoy por hoy el mayor peligro lo supone Kirchen. A mí no me cabe ninguna duda: Freire puede con el Cauberg. De hecho, el final de la carrera -los últimos 200 metros son bastante planos, es ahí donde remonta Piti- favorece sobremanera las características de Freire, que esta año ha ganado en un final bastante parecido en la Tirreno-Adriático. La consigna está clara: todos juntos hasta el Cauberg. Y cuanto más arriba puedan llevar a Freire mejor. Equipo no falta: Gesink, Horrillo y Dekker, que puede esperar a la Lieja para sus aspiraciones. Quedan 5 días. Ojalá se cumpla este cuento de la lechera que me he montado.
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En la revista inglesa ProCycling dedican un reportaje a los chicos pícaros del pelotón. Es una revista que está muy bien, pero que peca de esas cosas tan típicas de los anglosajones: meten en el mismo saco a Ferrari o Fuentes con ciclistas del año de la polka. También meten a Valentino Fois, que fallecería poco después. Eso es meter la pata, y lo demás cuento. Cuando ves que la portada está dedicada a Cipollini y dentro hay varias fotos de su especial relación con Michael Ball (patrón de RockandRepublic), o que publican una doble página de Hamilton-Sevilla-Botero rodeados de rameras, ya empiezas a desconfiar del sentido del espectáculo anglo y sajón.
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Ullrich alcanza un acuerdo judicial, pero el mismo sigue el juicio contra el patrón del Coast-Bianchi, que no le pagó ni un céntimo de sus 1´5 millones de euros del año 2003. Este dice que, como se dopaba, incumplió el contrato (jajjajja, el Coast de Garmendia, Escartín, Plaza, Casero y Beltrán, jajajajaja), pero Ullrich dice que seguirá adelante con este juicio...tanto va el cántaro a la fuente...

14 abril, 2008

Boonen, un caballo de carreras en Roubaix

La foto corresponde al entrenamiento del Quick Step antes de la París-Roubaix. En cabeza, Boonen; todos los demás, a rueda. Incluso el caballo se para ante la fortaleza del belga, ayer un huracán en un día seco, en contra de las previsiones. La media, altísima (43.407 km/h) hizo que bajasen de las seis horas. Como si no hubiese pavé.

En la entrada al bosque de Aremberg se fueron al suelo Pozzato -que sigue sin poder bailar encima de los adoquines- y Flecha, que volvió a su más rancia tradición de perseguir a los favoritos, tras el breve paréntesis de Flandes. Delante quedó un grupo restringido con todos los predestinados y varios de sus lugartenientes, incluyendo cinco CSC, que para eso habían llevado el ritmo a un nivel de locomotora.

En Mons-en-Pevele, el Quick Step envió a Devolver al ataque y el CSC a O´Grady. No hicieron mucho camino juntos, pero consiguieron desarmar al otro equipo que había colado más de un corredor, el Silence-Lotto, que quemó en la neutralización al sorprendente Van Summeren (ganador de la Vuelta a Polonia, escalador que ataca el Tour). A 35 kms. para meta se fueron Boonen, Cancellara y Ballan -vaya tres trotones- y claro, el pobre Hoste no tenía a nadie en quien apoyarse. Y vaya como relevaban, a pesar de saber que Boonen era el más rápido de los tres. Quizás pensaban en un pinchazo o en que se cruzase el tren de mercancías.

Cancellara al menos lo intentó en el Carrefour d´le Arbre, mientras que Ballan esperó al velodrómo. Boonen, que había llevado el peso de la carrera, les fulminó. Segundo Cancellara, tercero el italiano -había sido cuarto en Flandes, gran campaña otro año más- y cuarto, a 3´39", la joven revelación Maaskant. No fue una edición especialmente emocionante, aunque Boonen se emocionó con su adoquín como la primera vez, en 2005. 27 años, dos Flandes, dos Roubaix, un Mundial, una Gante y el resto de carreras belgas, Boonen ha vuelto a ganar en su terreno. Sin novedad en el horizonte.
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En País Vasco, general final para Contador, como estaba previsto de antemano. Segundo Evans y tercero Dekker, que esperó a la crono final para enseñar la misma calidad que le ha dado una Tirreno y un Romandía en la misma disciplina y en el mismo día. Ya ganará la carrera algún día. La etapa del viernes, bajo un aguacero, fue para Cunego (cuarto final), pero hubiese sido para Herrero de no ser por una rotonda con arena de la cercana playa. Ayer repitió en Amorebieta ganando a un especialista en ser segundo: Piti, el desaparecido. Vale que Cunego es muy rápido, pero a Valverde ya le ganan hasta en su terreno, y eso que a dos kms. de meta iban escapados. Eso sí, llegará en forma a las Ardenas sin haber competido en ninguna prueba de primer nivel (su única cita antes de la A-G-R es la París-Camenbert). Phantastico.
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Parte médico: mientras Don Desmayos confesó un terrible dolor de muelas, que sin embargo no fue óbice para su triunfo -¿para qué narices lo dice? ¿algún calmante incompatible con lo diagnosticado?-, ahora resulta que Bettini tiene una costilla rota pero irá a las Ardenas. Este hombre es un cadalso en bici: el año pasado vomitona en la Flecha (después cuarto en Lieja, segundo si descontamos la escapada de Di Luca y Schleck), costilla rota -también, mira que es mala suerte- en el Giro, la famosa puerta del coche contra la rodilla en Verona 2004 -que nadie vió-, molestias antes del Mundial...toda la vida haciendo el mismo número y siempre le sale bien. En eso si que es un campeón, olímpico y mundial.

11 abril, 2008

Lloverá en Roubaix, se abren las apuestas

Este domingo se pone fin al ciclo del adoquín con la disputa de la París-Roubaix, la única carrera que un no aficionado al ciclismo sabe reconocer. 50 kms., de un total de 260, pasan por antiguos caminos de carros. Este año se prevé lluvia, y abundante, como pasó en la edición de 2002. Cuando eso pasa, se trastocan todos los planes y sale a relucir una carrera diferente, emocionante e irrepetible.

En la primera línea de favoritos están nombres muy conocidos. La Roubaix es muy selectiva en sus aspirantes, pero aún más en la gente que la repudia. Hay muchos corredores que jamás la han disputado, por el riesgo de caídas y porque el adoquín solo acepta amor u odio, nunca términos intermedios. El máximo favorito es el CSC, que para algo ha ganado la carrera en los dos últimos años y, en ediciones anteriores, rozó el larguero con gente como Hoffman, Hoj o Michaelsen. Este año parece que Cancellara, muy reservón en las carreras previas, intentará la estocada de 2006, pero no pierdan de vista a lo que pueda hacer Matti Breschel, que el año pasado fue decimocuarto y está en un gran momento de forma. El ganador del año pasado, O´Grady, dice que no está tan fuerte, pero en G-W estuvo escapado hasta dos kms. de meta y después se pudo meter en el sprint....

El otro bloque favorito, aunque no aparezca presentado como tal, es el High Road. El equipo del maillot blanco cuenta en sus filas con Hincapie -siempre es su última oportunidad-, Knaven, Eisel, Klier y Hammond. Todos cuentan puestos de prestigio, cuando no victorias, en este tipo de carreteras. Demasiada experiencia junta como para pasarla por alto, y más en una carrera que se prevé muy táctica por las condiciones metereológicas. A otro nivel hay que situar al Quick Step (Boonen no parece el de antes), el Liquigas (mucho ojo a Pozzato), el Lampre (Ballan) y lo que puedan hacer outsiders como Hoste, Hushvod o Backsted.

La duda está en lo que pueda hacer el Rabobank. Es el equipo más en forma del momento. Saldrá con un bloque muy potente, en el que quizá el único gran nombre sea el de Flecha, pero compuesto por gente con tanta experiencia -y amor a la carrera- como Horrillo. El Rabobank, que tiene 12 años de historia, nunca ha brillado en el llamado Infierno del Norte (como si el infierno estuviese en el sur: odio esa expresión), y ya va siendo hora. Pero bueno, todas estas consideraciones previas no tienen mucha importancia. Se anuncia lluvia, y de las gordas: baste recordar la maravillosa edición de 2001 para frotarse las manos. Y no por el sufrimiento de los ciclistas, sino por la posibilidad de ver cosas imposibles, como que un gregario se lleve una de las escasas carreras que justifican una vida deportiva.
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"La carrera más dura", el "Tour vasco" (verídico, lean, lean) y bla, bla, bla. A la Vuelta al País Vasco le pasa como al Tour: a la primera la venden como "dura" y al segundo como "el más limpio", y ni lo uno ni lo otro. La carrera vasca se decide casi siempre por la crono final -salvo exhibición metahumana-, y este año no será una excepción. Es ya un clásico la columna de Perurena o González Linares diciendo "falta dureza". Es que no la hay. Ese carrusel de puertos cortos y duros no sirve para marcar diferencias en el ciclismo actual. Y menos con un equipo como el Astana, heredero del UsPostal, que lleva la carrera con la libertad de un disidente en Cuba. La Vuelta al País Vasco es un tostón monotemático: ayer volvió a ganar Kirchen y volvió a ser tercero David Herrero. Llevamos viendo unos días la misma carrera. Unos cuantos años la misma carrera.

Al menos hoy se llega a Orio, recoleta población costera guipúzcoana, un pequeño microcosmos vasco. ¿Que Bilbao tiene ría? Orio también, y más bonita (la margen izquierda está prácticamente sin edificar) ¿Qué San Sebastián tiene paseo? Orio también, aunque molaba más la playa salvaje que había hasta hace unos años. Olor a besugo a la plancha, verdes campas y el pueblo natal de Benito Lertxundi y Oteiza. A ver si hoy los ciclistas dan espectáculo, porque la tentación de ver el paisaje es hoy más fuerte que nunca.

10 abril, 2008

Freire sempervirens

Hace nueve años, nueve, Oscar Freire obtuvo su primera gran victoria, un Campeonato del Mundo. Nueve años es mucho tiempo. Hay muy pocos corredores en la historia del ciclismo que puedan decir, nueve años después de ganar una gran cita, que todavía siguen sumando victorias singulares a su palmarés. Freire es un sempervirens, como las plantas que nunca pierden la hoja.

Desde hace algún tiempo se repite la misma letanía: que ya no es tan rápido. Que ya no tiene el famoso reprise Freire, ese famoso cambio de velocidad en los últimos cien metros. Habría que ver el sprint que se marcó, en cuesta, en la pasada Tirreno, para ver cúan equivocados están los que apuntan al eclipse de un corredor único, un patrimonio del ciclismo. El sprint de ayer en Wevelgem fue increíble, antológico: para enmarcar. Por cierto: el primer español que gana la carrera (setenta ediciones) y el primer español que gana una carrera con algo de pavé. De los considerados paraísos de los sprinters (San Remo, G-W, Hamburgo y P-T) ya solo le falta la cita de octubre en Francia, donde ha sido segundo y dos veces tercero. ¿Lo había dicho ya? Ha ganado tres Mundiales y dos San Remo.

Afortunadamente ayer no llovió en Bélgica. El sol y la modificación del peligroso descenso del Kemmel hizo que llegase un nutridísimo pelotón a los últimos kms., de más de 80 unidades. Y no es porque faltasen los intentos. En la primera subida al adoquín de Kemmel se fueron Pozzato y Gilbert, con más de sesenta kms. para meta. Hicieron camino, pero el buen trabajo de varios equipos (Quick Step, High Road, Millram) logró que fuesen cazados a 25 kms. para meta, especialmente por el fenomenal arreón de Flecha en su terreno favorito, que no es precisamente los últimos kms. Precisamente ahí vendrían las principales dudas: ¿se podría mantener un grupo tan grande hasta meta?

Los primeros en atacar fueron Arvesen (ganador en Harelbeeke) y Elmiger, un suizo habitual del top-ten en varias clásicas y mundiales. No eran mancos, y del pelotón surgió en su caza otro grupo peligrosísimo: O´Grady, Quinziato -qué gran rodador- y Guesdon. Se unieron y pedalearon con todas sus fuerzas mientras la caza en el pelotón la llevaba el High Road. Jugaron al gato y al ratón en las largas rectas. Fue muy emocionante, quizás demasiado, porque con dos corredores del CSC en la escapada cualquier cosa podía pasar, pero los neutralizaron con la distancia justa: dos kms. para meta.

Nervios. Freire estaba ahí, como siempre. Quizás demasiado delante. A falta de un km. sólo había otro corredor tirando, además del impagable escudero Horrillo. Yo veía un desastre generalizado con todo el mundo saltando y un treno paralelo rebasando por la derecha, pero Horrillo supo mantener una velocidad de vértigo hasta que, a 400 metros, dejó solo en cabeza a Freire. Este supo anticipar el movimiento -son muchos años juntos- y realizó su bendito cambio de lado, garantía de éxito: se pegó a la valla derecha (la izquierda en la toma frontal) y se marcó un sprint imperial. Doscientos metros para meta y, mientras toda la masa que le seguía perdía la plaza y se movía y retorcía, el cántabro seguía en línea como un cartabón. Cien metros para meta y Freire en cabeza. Cincuenta metros y la victoria es suya, porque nadie supera al tricampeón mundial en su terreno, el de los últimos metros, aunque ayer extendiese sus dominios mucho más allá, hasta la casi imposible distancia de los cuatrocientos. Brazos arriba, en su gesto característico. Gritos y saltos, aplausos y alegría. Perdón, vecinos. No todos los días se gana una clásica en Bélgica. Soplaba viento de cara.

El mejor reflejo de la brutalidad del sprint lo dice la clasificación. Segundo el suizo Clerc. Tercero el belga Weylandt. Cuarto Zabel y sus 38 años. Quinto De Haes, del Vlaanderen, un equipo continental. Sexto Paolini, de otro equipo de la misma categoría. Ochenta corredores en el pelotón, incluyendo a muchos de los mejores sprinters (Hushvod, su equipo tiró mucho en los últimos kms., McEwen o Cavendish), que ni siquiera pudieron aguantar el ritmo demoledor de los dos últimos kms. Ha sido la victoria con marca comercial en la que Freire más ha debido al equipo. De las otras, el Mundial-cyborg de Verona compite en categoría aparte. El Rabobank funcionó como una máquina de relojería. Qué pena que no haya sido así casi nunca. Ni tampoco en el Mapei. Qué pocas veces hemos visto a Freire perfectamente lanzado. Qué pena pensar todo lo que hubiese podido conseguir. Pero hay que conformarse con lo que hay. Y también con una certeza: no será la última gran victoria. Porque Freire es un sempervirens.
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A la tercera va la vencida para David Herrero, que en un final en cuesta gana a Bettini. Y a gran parte de los mejores uphill finishers del pelotón. Siempre ha sido un corredor con ciertas habilidades en la llegada (ha ganado en Ávila, por ejemplo), que ha entrado y salido del Euskaltel para acabar recalando en el Karpin Galicia, el equipo de las maravillas. Ahora anota en su palmarés una etapa de la Vuelta al País Vasco. Todavía joven (28 años) y una de las cabezas mejor amuebladas del pelotón -no por su título universitario, sino por las cosas que dice-, no estaría mal que se le viese más a menudo.

09 abril, 2008

Kirchen presenta su candidatura a las Ardenas...y al Tour

Ayer se preveía día tranquilo, con eso de que el último puerto estaba a 40 kms. de meta. Lástima que lloviese y la mayor parte de los ciclistas estén con una fuerza descomunal, porque últimamente todo el mundo se apunta a eso de ir a las Ardenas a tope, a ver si suena la flauta. Al final hubo un bonito espectáculo para todo aquel que, como el que escribe, ve el ciclismo con cierta suspicacia.

Escapada muy larga de inicio, neutralizada a 10 kms. para meta y de la que sólo sobrevive Albasini, un buen corredor suizo que algún día dará alguna sorpresa gorda. No fue ayer, y no gracias al Astana. El equipo de capital centroasiático se borró de sus obligaciones de controlar la carrera en cuanto neutralizó la escapada y aquello, con la lluvia, fue un sindiós. Con decir que el Karpin, el único equipo de categoría inferior, era el que controlaba el sprint...

Atacó Luis León Sánchez y, dadas las características del mocetón murciano, tan aficionado a la Huerta, pues lo más normal es que llegase. La sorpresa vino del personaje que saltó en su neutralización: el propio A.C. Yo me frotaba los ojos, claro. No por la sorpresa, sino por el descaro. Esta pareja unida en lo universal del destino ya ha dado buenas muestras de su capacidad para organizarse en común, y se la suda que militen en equipos distintos. O lo que pueda pensar el público. Desde el primer triunfo en Australia en 2005, cuando estaban en "el lugar equivocado, en el momento equivocado" (va por el equipo, no por el país), hasta la Vuelta a Mallorca del año pasado, donde recién cambiados de equipo se ayudaron para que el más grande de los dos ganase la general, que ni siquiera es una victoria.

Ayer fue un poco más de lo mismo. La historia de un amor como no hay otro igual, si exceptuamos el común y devoto a Manolón. El plan de llevar en volandas al de Barcarrota/Pinto a meta, para tí la etapa, para mí unos segunditos más, se fue al garete cuando Don Desmayos y su sola presencia arrastró, por mera lógica deportiva, al resto de favoritos. Menudo cachondeo hubiese sido que el máximo favorito saque tiempo a todos en las dos etapas, y encima en el llano. Ni que fuese Merckx. Pero bueno, aún nos quedarán más horrores por ver que nos harán más sabios y más escépticos.

Tras una caída aparatosa al final, el corredor-Guadiana Kim Kirchen se llevó el sprint ante Bettini y de nuevo ante David Herrero. Ojo con el luxemburgués para las Ardenas, porque sube muy bien (ya ha sido segundo en F-V, por ejemplo) y sprinta como los mejores. Bueno, hace lo que quiere: ha ganado clásicas de velocistas como el Laigueglia, etapas de alta montaña como en el Tour 2007 (tras la descalificación de Vinokourov), vueltas por etapas ProTour, todo ello alternado con desapariciones y, más sorprendente aún, reapariciones que le dan victorias, como esta del País Vasco. Ahora dice que va a por el Tour. Tal cual. Apenas había competido este año, pero eso ya no es una sorpresa en el País Vasco, la misma tierra que aplaudió el triunfo de Bertagnolli en la Clásica de San Sebastián del año pasado. A ver que pasa hoy, pero espérense cualquier cosa.

08 abril, 2008

Este sigue siendo el ciclismo que habeis querido

Quizás convenga recordar un post de hace un año, por estas mismas fechas. El titular es prácticamente el mismo. El contenido, más o menos. Y la conclusión, como no podía ser de otra forma, desoladora. Una de las regiones del mundo donde más se cultiva el mito del ciclismo apuesta por la impunidad, el aplauso bajo la lluvia y la venda en los ojos. Esto es lo que habeis querido y lo que teneis. Felicidades.

La carrera la desarrollaron dos equipos que no tienen oportunidad de participar en estas citas de alto nivel: el Astana y el Karpin Galicia. Este último tuvo en la escapada del día a Iban Mayoz, y logró el segundo y el tercer puesto en meta con Ezequiel Mosquera (¡que pena que haya tenido que esperar a los 32 años para brillar! ¡Que injusto es el ciclismo!) y David Herrero. Y eso compitiendo contra el 75% de los mejores corredores del mundo, una vez más reunidos en el País Vasco y una vez más chuleados -como en la práctica totalidad de las ediciones de la última década- ante sus ojos por sputniks venidos no se sabe muy bien de dónde. Cuando dicen que la Vuelta al País Vasco es dura no creo que se refieran únicamente a la orografía. Es dura, dura.

Los dos que aparecen destacados sobre el pelotón son Contador y el gallego de nombre profético. Se escaparon a poco de coronar Deskarga, y lograron hacer camino. En el caso del pinteño, incluso dejó de rueda en el último tramo a un corredor mucho más corpulento que él, en unas condiciones climatológicas muy adversas. Pero bueno, que se va a poder contar de nuevo sobre A.C, salvo que no se ha caído: el número de las pistolitas, la cara de rabia y las reivindicaciones. Ya se saben el número. Yo les diré los números: 3" a Mosquera y 8" a los favoritos, exigua diferencia que tendrá que ampliar en los próximos días. Por ganas y sangre negra que no sea, igual que el público que asistirá al espectáculo, llueva o truene: por ganas que no sea. Y por sangre fría, claro.

Hoy se sube Ixua, de primera. No lo verá Piti, que ya ni siquiera toma la salida en esta carrera que tantas victorias le ha dado. Todavía no ha disputado ninguna cita de nivel este año. Se presentará en las Ardenas -en una semana- para estar con los mejores. Porque este es el ciclismo que habeis querido. Venga, todos a aplaudir, que Urraburu nos arenga: "La estupidez humana no tiene límites. La historia se encarga de recordarnos constantemente hasta dónde es capaz de llegar el ser humano. El deporte no está libre de esa degeneración, en todos lo sentidos". ¡Y lo mete en medio de una loa a Don Desmayos! ¡Que fino hilan algunos la ironía!.

07 abril, 2008

Devolder, un todoterreno

En 2002, un jovencísimo neoprofesional de 21 años llamado Tom Boonen lograba ser tercero en la edición de la París-Roubaix con las condiciones climatológicas más duras de los últimos 20 años. Ese mismo año dejó el equipo porque "sólo pensaban en julio y querían convertirme en un corredor que no era". El equipo era el UsPostal, y el objetivo era un sucesor para Padrnos. Se quedaron con las ganas. O no.

Quién sabe que hubiese sido de Boonen. No es que le haya ido mal, en absoluto, pero todos sabemos el perfil del corredor: clásicas y sprints. Devolder, un año más viejo, debutó en profesionales con equipos pequeños, pero pasó en 2004 al UsPostal gracias al conocimiento de su paisano Bruyneel, siempre con un ojo en el mercado belga. En teoría era un corredor para clásicas, pero en 2006 acabó undécimo en la Vuelta -subiendo muy bien etapas como la de A Fonsagrada-La Cobertoria-, gana cronos y para la Vuelta 2007 provocó un despliegue de la televisión belga sin precedentes, esperando sinceramente ganar la carrera. La llegó a liderar, pero duró un día. Un todoterreno, igual que otro excompañero como Gusev (clásicas, cronos, pruebas por etapas, etapas de alta montaña), un típico producto de la factoría americana.

Este año Devolder fichó por la armada belga del Quick Step, pero parecía que seguiría con su progresión hacia las pruebas por etapas, más en un equipo con inflacción de clasicómanos y anémico para las grandes rondas. No ha sido así. Ayer ganó en Flandes vestido de campeón nacional, el summun para un ciclista de sus orígenes. Y ganó de una manera muy convincente. Cuando quedaban 60 kms para meta parecía que era el peón escogido por el equipo -junto a Barredo- para quemar fugas. Neutralizó la de Freire. Después fue escapado con Gilbert, su némesis desde la charlotada de la París-Tours 2005. Quedaban 47 kms. para meta. Se les unieron otros corredores, de los llamados favoritos, y al Cofidis y al Liquigas le costó 20 kms. tumbar la escapada.

Se subía el Eikenmolen y, mientras corredores como Ballan, Cancellara, Kroon o Hincapié se dejaban reintegrar, el belga con la bandera nacional se alzó de nuevo y subió el muro como un flandrien de toda la vida. Bah, ya le cojerán. Es el orgullo de ir por delante un poco más. Ha trabajado como gregario y quiere otro minuto de gloria. El propio Boonen, su jefe de filas, iba en la escapada y le dejó ir. Cuando los perseguidores se dieron cuenta, era demasiado tarde. Devolder es un contrarrelojista, y administró su ventaja de una manera exagerada. En los primeros momentos, cuando hay que neutralizar una fuga, Boonen incordió lo suficiente a un grupito perseguidor con Flecha a la cabeza como para que su compañero se fuese definitivamente.

De ahí a meta se intentó de todo. Un Langeveld increíble -también había trabajado como gregario- estuvo a punto de enlazar, Flecha atacó en la base del KappelMuur para asegurarse pasarlo y, sorpresa, sorpresa, lo logró y después hizo su habitual movimiento en el llano, con el que consiguió ponerse a 9" de Devolder. Fue inútil. Quemó todas sus fuerzas, lo alcanzó Nuyens -menuda campaña del norte está haciendo el Cofidis-, pero fue tercero en meta, el mejor resultado -y con mucha diferencia- de un nacional en la carrera. Merece todos los honores. En el sprint por las plazas de honor, cuarto Ballan, quinto Hincapie y sexto Pozzato, para que vean que quilates. Estos corredores se verán las caras este miércoles en Gante-Wevelgem y, sobre todo, el domingo en Roubaix. A ver si hay alguien tan cuco de marcarse 47 kms. de escapada, 25 de ellos en solitario, como Devolder. Probablemente lo haya, y se ve habitualmente en este tipo de carreras, lo raro es que en el resto de la temporada gane pruebas por etapas exigentes, cronos y se plantee carreras de tres semanas.
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Hoy empieza la Vuelta al País Vasco, que siempre nos venden como dura. Precedida el sábado por el GP Miguel Induráin -Weggman repitió la victoria de 2006, llega a punto para las Ardenas- y, con el permiso del Saunier Duval, la lista de favoritos es tan golosa como indica la lista: Contador, Schleck, Evans, Rebellin, Cunego...buf.

04 abril, 2008

El Tour de Flandes, la carrera-mito

Cuando el ciclismo empezó a cambiar, a finales de los ochenta y principios de los noventa, el Tour de Flandes no era, ni mucho menos, la mejor carrera del mundo. Era una clásica más, sin ningún elemento que la distinguiese netamente del resto de carreras de un día centenarias, salvo la denodada pasión con la que la afrontaban los corredores belgas. Hoy día, con un ciclismo tan opaco como el betún, el Tour de Flandes es una carrera que te reconcilia con este maravilloso deporte.

No existe una fórmula secreta, pero si muchos indicios. Por ejemplo, los organizadores nunca han tenido muchos problemas para cambiar el recorrido. Tiene sus subidas míticas, pero si un año no está disponible uno de los muurs, se pone otro y punto. Lo llevan haciendo toda la vida, en parte porque es difícil intentar organizar una prueba de 260 kms. en un sitio tan reducido como Flandes y que todo esté perfecto año tras año. Otro ejemplo es la auténtica veneración que se rinde a este evento deportivo: los Reyes de Bélgica en el podium, la región empapelada con este cartel que les reproduzco y las hordas de aficionados que pueblan las cunetas y que, por lo menos hasta este año (está de moda poner una pegatina a los corredores en plena carrera), respetan de una manera prácticamente increíble a todos los corredores. En resumen: el ambiente de gran evento, a la altura de las grandes citas del deporte, que consiguen lograr en Flandes el primer fin de semana de abril.

Por ejemplo, esa es una batalla que tienen perdida en San Remo, donde apenas si hay una fila de espectadores en la meta final. Claro, todo tiene su explicación: a San Remo vas porque quieres ir, no queda cerca de nada, mientras que el Tour de Flandes tiene en un radio de una hora de coche una de las mayores aglomeraciones urbanas, por densidad de población, de la Tierra. Pero no es solo es eso: una vez más, el ambiente. La famosa bandera flamenca del león rampante negro sobre fondo amarillo no tiene parangón en otras carreras, a pesar de que esté prácticamente en todas las demás citas del calendario. Al margen de su significado, en Flandes se crean auténticos pasillos negroamarillos por donde desfilan los corredores, entre el griterío y los ánimos de la gente. Sí, también se ve en la Roubaix, pero son básicamente los mismos espectadores.

Por todas esas cosas no se pierdan la cita del domingo. Se vaticina un poco de lluvia y un poco de frío. Los favoritos están en boca de todos y, como cada año, me sentaré a ver la carrera con la esperanza de ver a un español entre los diez primeros. En sus más de cien años de historia nunca se ha visto eso. El año pasado el desconocido Del Nero obtuvo el mejor resultado, undécimo, batiendo al sprint a Boonen. Tampoco quiero ver eso, lo de un arribista que llega del mismo equipo donde obtuvo sus éxitos Zaballa y donde cazaron a Mayo, se planta en una carrera del prestigio del Tour de Flandes y hace eso. No, yo me conformo con ver a ese español que ha sido pionero en fichar por un equipo del norte, con el corredor que siempre ha mimado las clásicas, disputando esta cita mítica del ciclismo hasta los últimos kilómetros. Y si no sucede, lo que no sería ninguna sorpresa, siempre nos quedará la carrera en sí.
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En los 3 días de la Panne, Cavendish volvió a ganar a Chicchi en el sector matinal, mientras que Poosthuma, el espigado holandés del Rabobank, se llevó la crono y la general. Se sabía poco de este corredor desde que se llevase la etapa de Cannes en la París-Niza de hace unos años. Parecía estancado, igual que otros corredores del vivero de este equipo, como Weening. Sacó 15" a Backsted (ojo con el para las clásicas), 16" a Devolder y 19" a Hincapié, todos gigantones. El viento soplaba con fuerza en el paseo marítimo de Osteende. La general se la arrebató por 2" a Quinziato, mientras que Gasparotto cayó al tercer puesto. Es una buena noticia para el Rabobank, que este fin de semana perdió, por sendas caídas, a Löwik (vital para las Ardenas) y otro corredor.
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Si no lo veo, no lo creo. Desde hace un tiempo llegaban noticias en esta línea. Esto no es el Tomate. Nunca lo ha sido. Cada uno hace con su tiempo libre lo que le viene en gana. O lo que le proponen y dice "si". Pero estamos hablando de un corredor que la última vez que alzó los brazos fue en julio de 2005, con el Phonak. Que desde que está en su actual equipo sólo ha ganado una carrera, y al tavolino. Pero qué carrera. Habrá hecho su cálculo: como jamás podré volver a ese nivel -porque ya nada es como era-, mejor me voy currando ser el nuevo Romay. O Cabestany. Así ha abandonado en la París-Niza, en otra carrera ni salió porque todavía estaba convalenciente de lo anterior (como no le dejan tratar su afección...), pero que araña tiempo para hacer de Danny. Y todavía la gente se pregunta porqué Echávarri se ha pirado....

03 abril, 2008

Cavendish hace fácil el sprint

21 años y once victorias de profesional. La última, ayer mismo en la etapa larga de La Panne, disputada a una bajísima media (37´algo km/h) pero con un sprint vibrante. El corredor de la Isla de Man enseñó su dorsal a Chicchi (que venía de dos victorias en Italia, y que conoce muy bien las carreteras belgas) y al resto del pelotón. Y lo pudieron ver bien, porque sacó una ventaja increíble en tan poco espacio. Venía fresco de su título mundial en americana en los Mundiales de Manchester. Junto con Ignatiev, compatibiliza la pista con la carretera. Y con bastante éxito en ambos mundos.

El año pasado obtuvo diez victorias. En abril, mayo, junio, agosto, septiembre y octubre. La Flecha de Flandes, dos etapas en Volta y dos etapas en Dunkerke, otra en la Ster Elektrotoer, después dos victorias parciales en Dinamarca y Eneco Tour , dos etapas en la Vuelta a G.B y la guinda de octubre en el Circuito Franco-Belga. Números impresionantes para tener 20 años. Sprinta con facilidad y suele acertar en la diana. Hoy por hoy es el principal activo de un equipo descapitalizado como el High Road, antiguo T-Mobile. Han pasado de ser un equipo centrado en las grandes vueltas a tener una nómina de sprinters muy decente (Greipel, Ciolek, Eisel) con bastantes capacidades todoterreno. Será difícil que Cavendish llegue a las diez victoria de 2007, pero de momento está en el camino. En el High Road.

Hoy se disputa la tradicional crono que decide Los 3 días de La Panne. En la costa belga, azotada por el viento. Gasparotto puede mantener el liderato, pero tiene a 5" a Paolini y a 7" a Quinziato, que va muy bien contra el reloj. Lo que parece claro es que ganará un italiano, nación que también cuenta en carrera con Ballan y Pozzatto, aunque estos dos están con la vista puesta en la gran cita del domingo, donde tendrán que luchar con la marea belga de Boonen, el eterno segundón Hoste y Nuyens. Por cierto, un favorito para la crono de hoy es Ignatiev, que también estuvo en Manchester con peor suerte que el inglés velocísimo que protagoniza el post de hoy.

01 abril, 2008

Gasparotto, el futuro por delante

Ayer Enrico Gasparotto se impuso con un fenomenal sprint en la primera etapa de los 3 días de La Panne. Quien brilla en la prueba por etapas flamenca brilla en Flandes, como le pasó a Ballan en 2005. Y Gasparotto brilla en todos los campos: sprinta como los mejores, sube como los ángeles -clase a borbotones- y anda fino contra el reloj. Junto con el corredor arriba citado, es el futuro de Italia en el adoquín, al menos mientras no reaccione Pozzato. Y eso es decir que, tarde o temprano, sumará a su palmarés una gran victoria. Y todo parece apuntar que más temprano que tarde.

Gasparotto logró dos victorias de neoprofesional: una etapa de la Volta y, un mes más tarde, el título italiano con otro sprint sensacional. Demostró que tenía fondo y clase. Al año siguiente una extraña afección le dejó en el dique seco hasta prácticamente el final de temporada. En 2007 demostró sus habilidades en montaña aguantando muy bien en la montaña de Tirreno, aquella etapa que se llevó el Lampre Bono y en la que Freire cimentó su segunda San Remo, pero fue sobre todo el año en el que saltó a la fama al ser la primera maglia rosa del Giro -en la foto-, para desesperación de su compañero Di Luca, que quería cruzar la línea de meta en primera posición. Eso marcó su salida del Liquigas, y ahora milita en el Barloworld.

Para empezar, ha sido segundo en Tirreno, estuvo en el corte decisivo de San Remo y ayer obtuvo su primera victoria en Bélgica. Apenas ha cumplido 26 años y tiene todo el futuro por delante. Ayer se quedó solo en cabeza a 20 kms. de meta y esperó a su excompañero Paolini, vencedor el año pasado en la misma fracción. Fue muy listo, pero también muy seguro de sus fuerzas, porque Paolini es muy, muy rápido. A 5 kms. para meta se unieron Quinziato -otro que estaba en Liquigas el año pasado, y el único que sigue- y el holandés Terpstra. No hubo color. Dió la sensación de que Gasparotto hubiese ganado ante 50 rivales. Afrontó el sprint en cabeza y nadie se pudo poner a su altura. Ojo con el para Flandes, y para los próximos años.
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Esto es lo que pasa cuando se empieza a trastear en el pasado. Se cambia Guatemala por Guatepeor, o Malaga por Malagón. En el ciclismo tenemos múltiples casos, desde todos los Tours de los últimos 15 años hasta la Lieja de 2003, donde si quitamos a 4142 aparecería como vencedor Ibán Mayo. ¿La solución? Un compromiso de todas las autoridades deportivas para pulverizar el palmarés de cualquier deportista que de positivo en cualquier momento de su carrera. Y a partir de más de tres ciclistas con positivo en una misma carrera, donde al menos uno de ellos sea de los tres primeros, prueba anulada. Año en blanco, o un lema que ponga "prueba no válida por dopaje masivo y engaño al público". Así de inocente soy.
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Ayer se jugó su futuro Di Luca. Perdón: el mismo se lo jugó en el mismo día en el que dijo SI a lo que todos sabemos. Sabía perfectamente que se podía enfrentar a algo de este tipo. En otro tiempo, en otro lugar, pensaría en una solución a la italiana, como la que le aplicaron en octubre y con tres mesecitos de invierno de sanción, lástima que calculasen mal con el reglamento y perdiese el ProTour; pero a día de hoy, y con el cambio de actitud en Italia, nos podemos encontrar con que Di Luca puede perder hasta el Giro del año pasado. De momento, la decisión final ha sido de nuevo aplazada al 16 de abril, porque ayer el de los Abruzzos prefieró no presentarse en el CONI con la excusa de que estaba compitiendo en la Semana Lombarda. Sus abogados hicieron el resto.