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30 abril, 2012

Wiggins el cronoescalador (y sprinter)

Al sprint. Y celebrando como un experto.
Esto es el ciclismo: es el deporte que nos gusta, y ¡lo que hay que tragar con esta afición fuera de la razón!. Aquí va el enésimo caso de corredor que, viniendo de la nada más absoluta (de la pista) se transforma en escalador, sprinter y favorito número uno a ganar el Tour de Francia, tras una transformación asombrosa. Se llama Bradley Wiggins y ayer ganó el Tour de Romandía.

Al igual que en marzo ganó la París-Niza, el británico se ha impuesto en la segunda vuelta de prestigio que conquista -de prestigio y de las otras, puesto que no tenía ninguna- con un dominio de la cronoescalada al nivel de los mejores escaladores del pelotón. Para guinda, ganó la primera etapa de la carrera con un arte todavía desconocida en su repertorio descubierto con 33 años: al sprint. Al sprint. Al sprint.

El prólogo de 3´34 kms. en Lausanne fue para su talentoso compatriota y compañero Geraint Thomas, recién aterrizado de la pista, ese amor que no deja y por el que sacrificará el Tour de este año: hay JJ.OO en casa y las posibilidades de que un nacido en Gales se cuelgue una medalla se reducen a su persona. En compensación, los aficionados al ciclismo lo veremos de salida en un evento no muy apto para sus características como el Giro. Tanto que ganamos.

Al día siguiente vino la machada de Wiggins. A 25 kms. de meta pinchó, y tanto Thomas como Cavendish se quedaron en la subida. A dos kms. de meta atacó Rui Costa y fue el propio Wiggins el que neutralizó. Como si sus dos rápidos compañeros siguiesen en el pelotón, tomó la cabeza y ganó el sprint, batiendo a Westra y Tiralongo.

El segundo día había final en ligera subida, Hesjedal salió muy fuerte y fue batido por Hivert, Rui Costa y SMS Sánchez, que esta semana ha vuelto a los niveles de 2006, cuando realizó aquella Vuelta a Castilla-León todoterreno dos semanas antes de la Operación Puerto. Después llegó la Volta a Cataluña y salió tarde de la rampa del prólogo, cosas casuales en este eximio representante de la raza murciana.

El cuarto clasificado de esta segunda jornada, el belga Gianni Meersman, fue segundo al día siguiente, cuando ganó SMS Sánchez. También era final en cuesta -que no montaña- y el murciano se ponía a sólo 1" del liderato de Wiggins. Que el tercero de la jornada volviese a ser Tiralongo, un corredor incapaz hasta de obtener su primera victoria profesional, demuestra que en el Astana hay mandanga de la buena.

¡Y que decir de SMS Sánchez, que al día siguiente repitió victoria! Al igual que el otro murciano Fran Pérez en 2003, otro representante de la Huerta se lleva dos etapas seguidas de Romandía. Bueno, al amigo de Valverde, recientemente retirado, le duraron poco, porque dio un positivazo por EPO que acabó en dos años de sanción y la pérdida de aquellas dos etapas.

No será el caso de SMS Sánchez, un corredor a prueba de balas e informes de la Guardia Civil -su padre lo es-, salvado en su momento por ser joven y que ahora, frisando los treinta, todavía no sabe si vale para una ronda por etapas, para etapas, para subir, para sprintar o para crono. Era la etapa reina con tres puertos de primera y uno de segunda y se llegó ¡al sprint!.

Sánchez lanzó la llegada a 300 metros de la línea y consiguió mantener la primera posición, alcanzado el liderato por la bonificación de 10" en meta. Los derrotados ante el tremendo sprint murciano fueron Nocentini, Samoilau del Movistar y Verdugo, con Tiralongo esta vez quinto y casi reconvertido en sprinter, quizás en el próximo ciclo médico-deportivo.

Romandía, este año dulcificado, proponía para el último día una cronoescalada a la conocida y elitista estación de esquí de Crans-Montana. SMS Sánchez partía líder con 9" de ventaja sobre Wiggins, pero merced a un rendimiento imposible de calificar, acabó ¡décimo! de la general final. Wiggins ganó la etapa empatado a tiempos con el talento estadounidense Talansky, que también acabó segundo de la general y Rui Costa tercero.

Wiggins ya realizó un 2011 portentoso, oscurecido por su caída en el Tour: 3º en Niza, 1º en Dauphiné, 3º en la Vuelta y 2º en el Campeonato del Mundo CRI. Este año lleva París-Niza y una etapa, y Romandía y dos etapas. No competía desde hace un mes en la Volta, cuando abandonó por las características propias de la carrera. Lleva la preparación de los campeones, como Landis en 2006 o Evans en 2011: carrera en la que sale, carrera que gana. Al tiempo. Al Tour. Al sprint.
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La Vuelta a Asturias, reducida a tres etapas (una con dos subsectores, como es tradicional en la prueba), para Beñat Intxausti, que gana su primera ronda por etapas y manda señales inconfundibles de cara al Giro. La primera etapa fue por escapada y para un desconocido del pelotón español, emigrado en Portugal desde hace años, llamado Alejandro Marque. Fue su primera victoria profesional con 30 años, y llegó con opciones de victoria al último día. Al día siguiente los subsectores vieron la primera victoria profesional de Jesús Herrada y, por la tarde, la de Ion Izaguirre. Como vendrán muchas más de estos prometedores jóvenes del pelotón español, quizás esta Vuelta a Asturias sea recordada por este evento. Y por la victoria de Intxausti, claro, que el último día en el Naranco fue batido por Remy di Gregorio, Cofidis bajo la atenta mirada del patrón Moncoutie, tercero en la cima ovetense. Segundo en la general David de la Cruz, que ya fue cuarto en Castilla y León.
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La Vuelta a Turquía sigue creciendo año tras año, como el país. Ocho etapas, de las que cinco fueron al sprint: Boss se llevó dos, y Greipel otra ("nunca ganará una gran carrera", dijo Cavendish del alemán), el mismo número que Modolo y Renshaw. Goss estuvo picando de aquí y de allá todos los días, sin éxito. La carrera se decidió el tercer día con la victoria del búlgaro Gravoski, de 35 años. Aprovechando lo de los puntos UCI, ha aprovechado para ofrecerse a equipos grandes. Las otras dos etapas fueron para Di Corrado (Colnago) e Iljo Keisse, por si se creían que no iba a haber una etapa para el Quick Step.
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Ballan vuelve a ganar una carrera, algo que no hacía desde la Vuelta a Polonia de 2009, su única victoria como campeón del mundo. Han pasado tres años, asuntos de dopaje y el hielo se ha roto en el Giro de Toscana. Es la tercera victoria individual de su supuestamente poderosísimo equipo en lo que va de año, que hasta ahora sólo sumaba etapa y general de Critérium Internacional con Evans, y una CRE en el Giro del Trentino.
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Pozzato ganó el día anterior el GP de Prato, el tipo de carreras que suele ganar desde hace tres años.
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Andy Schleck recibirá el trofeo como legítimo ganador del Tour 2010 el próximo 29 de mayo en el casino de su pueblo natal. Luxemburgo, casino y un Tour de rebote: parece el guión de una peli mala, pero es el ciclismo.
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A Valverde le pesa la cabeza "más que las piernas". Por su parte, su compañero J. I Gutiérrez, que en su día escribió una carta defendiendo la inocencia de su compañero donante de sangre, deja este magnífico titular.
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Este es el destino de las carreteras abiertas en la montaña para acoger (un) final de etapa de la Vuelta: cerrada durante semanas, porque no tiene ningún uso. Lo más delirante es que la abrieron -con coste para el erario público de la máquina quitanieves- para Semana Santa, por si algún turista despistado se dejaba caer por ahí, en vez de por los otros veintipico puertos similares que hay en la diminuta región.

24 abril, 2012

Lo que va de Galimzyanov a Freire

No se si saben que la letra manuscrita corre el riesgo de desaparecer en varias partes del mundo. La irrupción de todo tipo de dispositivos fijos y móviles con teclado hace que cada vez menos gente escriba a mano, especialmente textos largos. Esta tendencia va tan rápido que hay algunos estados de EE.UU que ya han dejado de evaluar la caligrafía en el currículum escolar, como es el caso de Indiana.

Por su parte, el idioma ruso -uno de los más importantes del mundo, y que conserva parte de su carácter internacional- tiene una curiosa característica: es diferente en su versión impresa que en su versión manuscrita. Sí, en ambos es cirílico, pero se escribe diferente. Huelga decir que en Rusia y los países de su antigua esfera la caligrafía es un aspecto importantísimo, y que es rarísimo encontrar a un rusoescribiente que no tenga una caligrafía muy cuidada.

Hace pocos días se supo que el prometedor sprinter ruso Galimzyanov había dado positivo por EPO en un control fuera de competición el 22 de marzo. La noticia tiene varios elementos de análisis aparte de los más evidentes en un corredor joven de 25 años, que ya había ganando cosas interesantes -incluso ganó una etapa en La Sarthe después del control positivo- y que está enrolado en el Katusha, que bien podría llamarse el equipo de los positivos.

Colom y Pfannberger, el conocido como ataque al corazón de Kirchen y el último exhabrupto de un corredor como Kolobnev, que no habrán sido al final relacionados con el dopaje, pero que indican en que aguas se mueven los rusos. Oh sí, y también la salida de Steegmans y un colega del equipo, tras negarse a firmar una clausula en la que el equipo negaba cualquier responsabilidad en el positivo de sus corredores. Sí: no firmo.

Es curioso el caso de Kolobnev: fue el único positivo de relumbrón el año pasado (medalla olímpica y mundial), y fue en pleno Tour de Francia, pero al final salió exonerado en primera instancia (en su país, Rusia) porque el presidente de la Federación es al mismo tiempo ¡presidente del Katusha! y responde al nombre de Makarov. Eso si que es un conflicto de intereses, y no el de McQuaid y su hijo representante de corredores, algunos de ellos en el Katusha. Pero bueno, tampoco piensen que es algo de Rusia: aquí en España tenemos un presidente de Federación con hijo que fue ciclista -y con momento sputnik en la Volta 2005, que el pelotón tuvo que corregir- y enrolado al final de sus tristes días en el ciclismo en el Xacobeo, un equipo sin tacha e inspirado con la misma ideología del Katusha.

Se supo el positivo de Galimzyanov con el Katusha en plena disputa de las Ardenas: Freire y J. Rodríguez de protagonistas directos, como en años pasados lo fue Pfannberger, Ivanov o Kolobnev. Erik Zabel, que no necesita presentación, enrolado esta temporada con los rusos tras su exitoso paso como director de sprinters en el HTC-Columbia (Cavendish, Goss, Greipel, Degenkolb) dedica desde Twitter un par de mensajes muy duros contra el joven caído.

Joven que, por características como ciclistas, caía directamente en su esfera de responsabilidad. "No vuelvas nunca", le llega a decir Zabel, el mismo corredor que confesó un dopaje con EPO de "una semana" en el Tour 1997 y que siguió compitiendo sin ninguna sanción otros tres años desde la confesión, hasta 2008. "No vuelvas nunca". Hace falta ser hipócrita.

A los dos días de su positivo pasó lo habitual en estos tiempos del ciclismo, como pasó con Landaluze en el Euskaltel: sí, he dado positivo, pero mi equipo (¡aunque sea el Euskatel o el Katusha!) no tiene nada que ver, para el que quiera creerse la tontería. Por supuesto, no se sabe ningún detalle del caso: ni dónde adquirió EPO (¿un médico? ¿una farmacia de Andorra? ¿un compañero de equipo? ¿Internet?), como sabía la praxis del chute, hora del control y, en fin, todos esos pequeños detalles que permiten arrojar un poco de luz allí donde sólo hay mugre.

Se ha seguido el esquema clásico de este ciclismo contemporáneo:  positivo, he sido yo y solo yo, patada en el culo y bueno, ya volveré porque todavía soy joven, aunque esto no se diga. Por cierto, Frei cumple sanción en breve y supongo que en el equipo suizo BMC, el mismo donde dio positivo, ya le están haciendo un hueco. Por suizo y porque dejó indemne al equipo, simplemente dijo aquello de "tenía que estar a punto para el Giro 2010 y ayudar a mi líder, Evans". Así, por generosidad a su amado líder, y no por órdenes de equipo.

El problema es que es de nuevo el Katusha, un equipo que tiene como médico de equipo a un conocido médico dopador, que salió con condena firme del caso TVM en el Tour 1998, el muy conocido Andrei Mikhailov. Para enjuagar el enésimo mal trago de un equipo que huele mal por todos los lados, el miércoles J. Rodríguez ganó la Flecha Valona, enrolado en un equipo que será ruso, pero que ese día salió con seis de sus componentes tan españoles como Numancia, el Ebro o el cutrerío.

Entre ellos Óscar Freire, el sinpar corredor cántabro que este año, tras nueve temporadas en el Rabobank, no ha tenido mejor idea que fichar por los rusos. Ambos han salido beneficiados: Freire ha completado la primavera más competitiva de su vida -aunque sin grandes victorias y sin grandes exhibiciones, simplemente regularidad y un equipo arropándole- y los rusos han conseguido un maná de puntos UCI, los mismos por los que a finales de 2011 y, prácticamente con el plazo cerrado, propiciaron el fichaje de un corredor de 35 años y en franca cuesta abajo de una longeva carrera.

Desde este modesto blog, conocido por su freirología desenfrenada, nunca gustó ese fichaje, igual que la obcecación por el cuarto mundial, que no hay que confundir con la capitanía de la selección española, donde no hay nadie mejor. La primavera ha salido como ha salido: etapa en Down Under y etapa en Andalucía. Exitazos, como ven. Y sí, 7º en Sanremo, 2º en Harelbeke dulcificado, 4º en G-W, 12ª en Flandes (casi hay sprint masivo), 2º en Brabante y 4º en Amstel. Muy regular respecto a otros años, lo que sorprende es la concatenación.

Entre Galimzyanov y Freire media mucho: ambos son los corredores más rápidos del equipo, pero no compartían calendario. Ambos tienen el mismo médico de equipo, el mentado Mikhailov. Yo no quiero ver a Freire escribiendo una carta como la del ruso, más que nada porque no podría: ni por estilo, ni por lo que dice, ni por la caligrafía. Que esta sea la última temporada de Freire: también Boogerd se retiró a un buen nivel en 2007, y ya ven lo que se supo después. Hay que saber decir basta y no aceptar todo.
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Noticia de alcance: Cobo está en la partida del Tour de Romandía, que comienza hoy. Será la primera vez que haga cinco días seguidos de competición desde la Vuelta a España. Eso si acaba. No, no ha habido ninguna lesión de por medio. Es que esto es ciclismo.
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Del laboratorio antidopaje de Colonia sólo pueden llegar buenas noticias, como saben bien las vacas de Irún. Esta vez están a punto de poner en marcha un sistema para detectar la hormona del crecimiento.
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Wiggins, que es de Killburn (Londres) y al que le va la estética mod, colaborará con la conocida marca de ropa Fred Perry en una línea de ropa de calle inspirada en el ciclismo. Se lanzará justo antes de los JJ.OO de este verano, donde Wiggins va a ser una estrella, y más si se presenta con el Tour bajo el brazo. Será un éxito asegurado, al menos mientras no metan la pata como en el anterior intento de Fred Perry de sacar rédito del auténtico filón que es el ciclismo. En aquella ocasión pusieron en un orden incorrecto los cinco colores del campeón del mundo...
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Tratamiento de plasma enriquecido para este jugador de baloncesto NBA. Por si acaso no irá a los JJ.OO.

23 abril, 2012

Ardenas kazajas

Compañeros de equipo y de podio
Son muchos años de ciclismo y, cuando dos compañeros de equipo comparten podio en una prueba tan dura y exigente como la L-B-L -ayer endurecida por el granizo y el frío- es para desconfiar. Más cuando ambos alcanzan una cota de éxito que apenas podían imaginar una semana antes.

Por supuesto, están enrolados en un equipo distinguido y sin tacha como el Astana, al igual que antes lo estaban en el Gewiss, ONCE,  Casino, Discovery, Saunier o Liquigas. Dobletes en el ciclismo, qué historia. Dobletes con terceros espadas, qué tradición.

Si la edición de 2010 fue para el mentor y origen del Astana -previo pago de 100.000 euros a un gregario ocasional de otro equipo-, la edición 2012 ha ido a un compatriota kazajo y el tercer puesto del podio a un corredor que una semana antes había ganado la Amstel Gold Race y que jamás había entrado entre los veinte primeros de la Lieja. No ha habido escapada, no: se han impuesto por fuerza. Por otro motivo no iba a ser.

La carrera empezó con la baja de Igor Antón, que se rompió la clavícula antes de la salida. Lo de este corredor y las caídas es de campeonato. El trabajo de Katusha, BMC y Lotto consiguió mantener las fugas bajo orden hasta que todo se decidiese en el nuevo juez de la carrera, la Roche aux Façons, la subida que ha dejado a La Redoute convertida en un trámite.

Ahí se cayó -el solito- Voeckler, arrastrando a Valverde. El murciano rompió la bici y después se puso a perseguir -otro como Antón, con sucesos repetitivos- de tal forma que cogieron mal algún desvío y fueron descalificados tanto Piti, como Lastras, Madrazo y Rojas. Un papelón, vamos. Eso sí, con muchas ganas hacia el Tour, esa carrera que tanto se adapta a sus cualidades.

En Roche Aux Façons el encargado de ir reduciendo el grupo de favoritos, sin llegar a irse, fue Nibali. Fue un trabajo precioso donde se vio que J. Rodríguez no estaba para ganar, ni tampoco Gilbert. Sin embargo, el valiente italiano sólo se pudo ir en solitario -una de sus especialidades- en el descenso -su especialidad más reconocida-.

Por detrás empezó el caos entre el resto de favoritos, de tal manera que el enorme Nibali -ataques en las dos últimas Sanremo, su fenomenal apuesta de "o todo o nada" en el Lombardía 2011- se puso con ¡42"! a 10 kms. de meta. Iglinski, que en meta reconoció que había saltado del grupo de perseguidores "para ser segundo", subió St. Nicolas a un ritmo increíble, dejando de rueda a J. Rodríguez y acercándose cada vez más a Nibali, que una vez más en su carrera fue de más a menos, y por eso lo queremos tanto.

De hecho, ayer se hundió con un pajarote de órdago: cuando Iglinski le superó bajo la pancarta de último km., iba literalmente clavado. Todo lo contrario del kazajo, ayer más kazajo que nunca. Es cierto que es un corredor que siempre ha rondado las clásicas (tercero en Harelbeke 2009, ganador de Strade Bianche y segundo este año) pero un éxito como la Lieja estaba objetivamente fuera de su alcance.

Iglinski es uno de los escasos corredores multiherramienta que quedan en el pelotón. Anda bien en pavé y Ardenas, y encima escala: como muestra,  recordar que el año pasado estuvo escapado casi todo el día de la tremenda etapa con final en el Galibier, y Andy Schleck sólo lo pudo dejar en los últimos tres kms. A falta de referencias en pista, tampoco es cojo en la crono. Tiene 31 años y mejor presente que Kasheshkin, su casi contemporáneo compatriota y de reconocida trayectoria. Sí, este año ha vuelto a Astana, tras haber disimulado en el Lampre.

En fin. Para rematar el butrón, Gasparotto (1º-11º-3º en Ardenas 2012) ganó el sprint del grupo, donde también estaba su compañero Kiserlovski, el que hizo la apuesta de ganar la Itzulia con un ataque en solitario y lejano (29º-5º-14º en Ardenas 2012). Entre los derrotados por el italiano, en orden descendente, Voeckler -y eso que se había caído y tenido que perseguir-, Dani Martin -algún día ganará esta carrera-, Mollema -lo mismo, si cambia de equipo- y S. Sánchez, que arañó otro séptimo puesto de esos que tanto le gustan, y eso que había renqueado subiendo Stockeu.

Ah, me queda por poner la sucesión de puestos de Iglinski en esta campaña de las Ardenas: 11º-13-1º. Nunca había entrado entre los 20 primeros de ninguna de estas carreras, y eso que las corre todos los años. En cuanto al Astana, felicitar al director: para Amstel Gasparotto (bingo), para Flecha Kiserlovski (5º, el primero de los que no intentaron seguir a J. Rodríguez) y para Lieja el protagonista de este post, Iglinski. Vamos, una estrategia de equipo de manual. Médico. De Vademecum.
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En el Giro del Trentino victoria final para Pozzovivo, que se impuso en una nueva cuesta de cabras que han descubierto.
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"Contador se dopaba desde 2005"
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Un buen trabajo estadístico sobre los mejores del tríptico de las Ardenas.

19 abril, 2012

El salto de Joaquín Rodríguez

Con Piepoli, su geroentrenador 
Que J. Rodríguez haya ganado la Flecha Valona 2012 entra dentro de la más absoluta lógica del ciclismo. Había sido segundo en las dos últimas ediciones, es el mejor uphill finisher del pelotón cuando el porcentaje se dispara y llevaba mucho tiempo haciendo méritos para un éxito como este.

El que parecía un corredor que rondando los 30 años había alcanzado su techo en torno a los puestos 6-10 en grandes citas de un día, ha experimentado desde entonces un salto vertiginoso que le ha llevado a ser número uno del mundo en 2010, a serio candidato a ganar una gran vuelta por etapas y a codearse con los mejores del mundo, porque el mismo lo es.


Este salto coincide con su paso al Katusha en 2010, como se puede apreciar en la imprescindible página cqranking.com. Si bien es cierto que en 2008 y 2009 en el Caisse d´Epargne ya había dado buenas muestras (8º en las tres carreras de las Ardenas en 2008, 2º en Lieja en 2009 y 3º en el Mundial), siempre parecía lejos de la victoria. Ahora es prácticamente un corredor de esos que, carrera en la que sale, carrera en la que puntúa para la clasificación.

Aún así, le faltaba una gran victoria. Su palmarés se compone de puestos de honor y etapas, además de la Volta 2010 ganada en un pierdepaga con Xavi Tondo. La Flecha Valona es un resultado muy merecido para un corredor que, signo de los tiempos, sigue progresando con 33 años. Y ojo con él, que el año pasado fue cuarto en el Giro de menos a más, y que este año vuelve a la carrera italiana con un recorrido muy favorable -irrepetible, diría- en cuanto a ausencia de crono y grandes etapas de montaña.

Ha ganado enrolado en un equipo que había comunicado un positivo un día antes, el del prometedor sprinter Galimzyanov. Un equipo que desde el 2008 ha intentando tener un corredor con el rol de J. Rodríguez -un ganador en finales duros y prestigiosos-, con el increíble resultado de que todos han salido rana: Colom, Pfannenberger, Kolobnev y Kirchen -su ataque al corazón en la Vuelta a Suiza 2010 tuvo a J. Rodríguez de testigo, puesto que era su compañero de habitación: nunca ha dicho ni mu- y que ayer salió a competir con seis españoles y sólo dos rusos, a pesar del patrocinador.

Fue una victoria muy española en la clásica que mejor se da a nuestros nacionales. Es la primera clásica belga que se ganó (Astarloa en 2003), donde más veces se ha ganado y subido al podio con más corredores diferentes. J. Rodríguez lleva enfermando las dos últimas primaveras: compite al principio, enferma, y vuelve para el País Vasco. Supongo que ya no lo entrena Piepoli -ahí tienen la foto-, pero su trayectoria y epopeya es genuinamente española y de su generación.

En cuanto a la carrera, hubo una escapada del día con Bellemakers y Anthony Roux, que hicieron muy buen camino bajo un día de tormentas. No llegaron tan lejos como los jóvenes de la Amstel Gold Race, pero obligaron al Katusha, al RadioShack -hasta Andy Schleck estuvo tirando- y al Lotto a una buena persecución. Tras ser neutralizados tras el penúltimo paso por el Muro de Huy, fue el turno de la escapada de Slager y Visconti.

El corredor italiano del Movistar, fichado para correr las clásicas a pesar de sus múltiples penalidades subiendo, intentó tener protagonismo dado que no lo puede tener donde cuenta: en la línea de meta. Sin embargo, su movimiento fue sintomático de lo que se podía esperar de su supuesto jefe de filas Valverde. Sin llueve no se puede esperar al murciano, y si encima ves a sus compañeros de equipo ir a refriegas (se unieron Kiriyenka y Rojas), pues menos.

Con 8 kms. para meta se fugaron Hesjedal y Nordhaug, relevando muy bien y consiguiendo una diferencia de casi 10" al pie del muro de Huy. Ambos son buenos en estos finales, pero la carrera estaba telegrafiada a favor del típico sprint cuesta de cabras que caracteriza a esta clásica. J. Rodríguez se fue cuando y cómo quiso -se lo hemos visto hacer muchas veces- y nadie le pudo responder: abrió hueco inmediatamente y se fue sólo hacia la victoria, esta vez sin sacar el botellín o tapándose el ojo. La ocasión lo merecía.

En las plazas de honor, un increíble Albasini -otro habitual de los puestos 11-15- conseguía la segunda posición por delante de Gilbert y Vanendert, mientas que Kiserlovski ya se fue al quinto lugar por delante de Daniel Martin -ganará algún día esta carrera-, Mollema y Nibali. Antón fue 17º y Valverde 51º. Puede que mejoren para la Lieja-Bastogne-Lieja, pero hoy por hoy más parece que Joaquín Rodríguez está más cerca de hacer el doblete que nunca.

16 abril, 2012

"Cuando tienes una forma así, hay que intentarlo"

Al ataque
Hay gente a la que no le gusta el ciclismo, aunque viva de él. Ayer era el día de la Amstel Gold Race, y Enzo Vicennati -periodista de Bicisport, él mismo se define como mayor mérito como "amigo de Pantani"- suelta en twitter "¿dónde está la belleza de la AGR?. Únicamente curvas, ¿no hay nada más?", secundado poco después por Alessandra De Stefano, la pizpireta periodista de la RAI.

Como al final ganó un italiano, supongo que se habrán tragado sus objeciones. Son italianos, se entiende. Lo del poco gusto por su profesión y el objeto de su trabajo ya no tanto. Y no fueron los únicos que ayer cargaban contra una carrera que resultó emocionantísima, simplemente había que esperar. Para eso hablamos de ciclismo, un deporte de resistencia. Por eso nos gustan las clásicas, las carrera más largas de la temporada. Saber esperar.

"Únicamente curvas". Desconozco en qué circunstancia se formó la escapada del día, y si fue en una curva, pero llegó muy, muy lejos dando un añadido de emoción a la carrera holandesa. Para el que lo quisiese ver, claro. Apenas habían pasado 50 kms. de los 250 kms. de la carrera y ya iban escapados Romain Bardet (AG2R), Pello Bilbao (Euskaltel), Raymond Kreder y Alex Howes (Garmin), Simone Stortoni (Lampre), Sebastien Delfosse (Landbowkrediet), Eliot Lietaer (Mercator), Cedric Pineau (FDJ) y Steven Caethoven (Accent Jobs).

Mirando demasiado hacia atrás
Típicos nombres de escapadas en grandes citas, con la excepción de que dos de ellos, los valientes y brillantes Bardet y Howes, llegaron hasta los últimos diez kms. El caso del joven neoprofesional americano es doblemente excepcional: entró en el nueve del Garmin por la lesión de Van Marcke -se cayó el jueves en el GP Denain- y porque en el día de perros que fue la Flecha de Brabante entró sexto. Ayer honró la carrera porque "es la más prestigiosa en la que he participado hasta la fecha". Con esa actitud llegará muy lejos, y es la actitud que siempre hay que pedir.

Howes y Bardet se fueron solos a 30 kms. de meta, y únicamente fueron cazados tras subir el Kautenberg, la penúltima de las 31 subidas de la carrera. Díganme a mí si esto no es el ciclismo que gusta a los aficionados, o si son "únicamente curvas". Por cierto, a esa altura de la carrera muchos supuestos favoritos ya estaban pensando en la cerveza que les esperaba en la meta, cortesía del patrocinador.

Inicio del Cauberg, con Terpstra retrasado
Parecía que era el caso de S. Sánchez, llevado a regañadientes -y sin el más mínimo decoro posible, ver más abajo- a la carrera por su equipo para sumar puntos UCI, y que se quedaba en la subida al Kruisberg, a 30 kms. de meta. Al final pudo ser 7º en meta -empezó la subida al Cauberg muy atrás, por un problema mecánico-, su "de menos a más" famoso, cualquier dia de estos lo vemos al ataque. O disfrutando de ir a una carrera como Howes.

Con el pelotón controlado por el BMC -y Gilbert muy nervioso mirando a todos los lados- Boasson Hagen intentó irse en solitario a 15 kms. de meta, en una de sus raras apariciones de protagonista en estas carreras que dicen que se le dan tan bien, sin mucho criterio sólido sobre el que basar tal afirmación. Duró un suspiro. En la subida al Keutenberg, que normalmente deja a cinco corredores en cabeza -aunque después se reagrupen-, vimos una figura habitual de esta primavera: Óscar Freire.

El cántabro pasó en ¡cuarta posición!, cuando en todos sus años en el Rabobank (nueve) siempre había padecido para ir en cabeza. Fuera del equipo holandés porque consideraron que ya estaba amortizado y viejo, más de uno se tuvo que santiguar cuando vio al hombre que les dio tres Sanremo ahí delante. ¿Y si gana?. ¿Y si no se estrella de nuevo en el Cauberg?, visto que este año no se podía estrellar contra su equipo, ese que apostó obstinadamente por corredores inferiores como Boogerd, Den Bakker, T. Dekker, Gesink o Tantink en esos nueve años, pero que al menos eran holandeses.

Gilbert se quema en la persecución de Freire
Este año el recorrido de la Amstel había variado ligeramente, para el que quisiese leer el libro de carrera o siquiera interesarse por la misma. Tras el descenso del Keutenberg se habían quitado dos kms. de llano, por lo que se empalmaba casi directamente con el inicio del Cauberg. En el falso llano hubo un intento de fuga por parte de Voeckler y Sagan, y ahí se vio a un imperial Freire en cabeza controlando a todos sus rivales: este va, este no va, este no sale a neutralizar...pues me voy.

Anteriormente Joaquín Rodríguez le había dado carta blanca porque no se encontraba muy bien. El tricampeón del mundo vio que no había nadie con capacidad para controlar, y se lanzó a una fuga suicida y solitaria con siete kms. para meta. ¿Suicida? No para el que conociese el recorrido, y Freire lo conocía mejor que nadie por la de años que se tuvo que topar con la piedra de Sísifo del Rabobank.

En el descenso se podía ganar el suficiente tiempo como plantarse en el Cauberg con una ventaja para ganar. Si Freire no puede con el Cauberg, la montaña irá a Freire: llegar antes que los demás a ella. Sólo el impresionante y local Terpstra intentó alcanzar al cántabro, y fue una pena que no lo lograse o saliese en un primer momento al ataque, porque entonces la historia de la carrera -sin ninguna victoria española, sólo una vez en el podio- hubiese sido distinta.

Mientras un arrebatador Freire abría hueco aprovechando el descenso, el grupo volvía a tirar el BMC -impresionante Van Avermaet ayer, y toda la primavera-, pero Freire empezó la subida con 8" de diferencia muy apreciables. Un nervioso Gilbert lanzó la caza muy pronto -en el arrebato, Iglinski desplazó a Cunego, que dió un bandazo y se fue al suelo con el noruego Nordhaug, muy divertida la crónica desde el país escandinavo sobre el incidente- y sólo le pudieron seguir Sagan, Vanendert y Gasparotto.

Cazado cuando aflojaba la pendiente
Freire, subiendo a tope, consiguió llegar en solitario a los últimos 100 metros donde la pendiente se suaviza. Otro Freire más joven quizás hubiese llegado a meta. Tiene 36 años y siempre es tiempo de pensar en las oportunidades perdidas, pero corriendo así hay muy poco que reprochar. Ya no tiene la punta de velocidad de otrora -como se ha visto en los dos últimos mundiales, o en la última Sanremo-, y por eso esos últimos 100 metros que tantas victorias le han dado ahora son una losa.

Superado por los tres que aguantaron a Gilbert -explotó y sólo pudo ser sexto, tras haber ganado las dos últimas ediciones-, el cántabro miró por última vez hacia atrás -lo hizo demasiadas veces, un tic de alguien poco acostumbrado a ir escapado en subida- y asistió al sprint por la victoria. Sagan se precipitó y le faltaron fuerzas, mientras a su izquierda se abría Vanendert y a su derecha Gasparotto que, muy inteligente, ganaba la gran carrera holandesa.

El ciclista italiano, que iba para figura, había conseguido ser tercero de una manera sorprendente en 2010. Aparece cuando hay gran fondo -ha ganado la etapa larga de Tirrreno, por ejemplo-, pero como todos los de la cuadra de Ferrari, el Teide y Livigno, es más lagunar que otra cosa. En aquel 2010, a pesar de su sorprendente resultado, el Astana decidió no llevarlo ni a la Flecha Valona ni a la Lieja. Apareció, subió al podio y desapareció.

De Vanendert algo similar: apareció de la nada -había hecho una buenas Ardenas como gregario de Gilbert, eso sí- en el Tour 2011 y ganó una etapa de montaña en los Pirineos y fue segundo en otra. Ahora dice que quiere ser el jefe de equipo del Lotto para las dos últimas clásicas belgas. Y de Sagan no se puede decir nada más: lleva a tope desde febrero, en cualquier terreno y rival. Se escapa la gran victoria, como a Freire, pero ¡qué entrega! ¡qué presencia! ¡qué espectáculo! "Únicamente curvas".

Si Sagan se lamentaba de la ocasión perdida ("ya vendrán otras"), Freire decía en meta que llegó a creer en la victoria, la frase del titular -qué diferente de la mentalidad tradicional del ciclista español- y que en absoluto estaba pensando en el Rabobank cuando se escapó. Es lo que pasa cuando se corre para ganar, y en eso da igual la edad que se tenga.
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El Giro de los Apeninos, para Fabio Felline (21 años), que ahora está en el Androni. El joven italiano fue de los pocos corredores que el año pasado pudo ganar algo con el Geox (la Vuelta a España fue otro cantar) y ahora está en el Androni de Savio. Como se acerca el Giro, el hombre del bigote (y Rujano, Iván Parra, Bertagnolli, el Simoni crepuscular, Rebellin, Belli o Massimo Giunti) ya ha puesto a sus corredores a carburar, como todos los años.
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Miren qué cosa más bonita dice Garai de Schumacher: "incomprensiblemente, porque es el menos indicado y tiene que dar gracias por tener una segunda oportunidad tras su positivo, ha liderado la protesta". Eso sí, el año pasado cuando el impresentable de Alberto Contador hizo lo mismo con el famoso descenso del Crostis -que acabó con la carrera de Zomegnan, que había invitado personalmente al corredor con un positivo en las venas- no hubo ningún comentario al respecto. "Tiene que dar gracias por tener una segunda oportunidad tras dar positivo" tiene visos de convertirse en una frase-sombra para el resto de la brillante carrera como periodista independiente e imparcial de Josu Garai.
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Realmente lamentable. S. Sánchez, uno de los ciclistas más en forma del pelotón, va de rebote a la Amstel -y porque este año el Mundial comparte recorrido con la clásica holandesa- y sólo se entera del cambio de recorrido porque se lo cuenta un periodista de cyclingnews.com ¿A qué es lamentable? Pues lo es más todavía si leemos en la pieza que el periodista añade "ni Sánchez ni nadie de su equipo lo sabían". ¿A qué se dedica Carmen de Mairena? Estará todavía de celebraciones de la Itzulia. Una cosa es ser un equipo modesto y nacionalista, y otra el cutrerío y la dejadez que demuestran cosas como esta.  Bien pensado, ambas cosas (una y otra) se suelen presentar juntas e indisolubles.
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Enviará bolsas de sangre. Solidarios y por África.

12 abril, 2012

¿Dónde está Gilbert?

Me parto: de ser el mejor a ser el último. ¡El ciclismo, señores!
Una de las noticias de la temporada está siendo la súbita desaparición de Gilbert. El tremendo corredor, que el año pasado realizó una temporada memorable, ha pasado de ser el mejor del mundo a ser prácticamente el peor.

Y no, no ha mediado ninguna caída, ni enfermedad ni causa aparente al margen del cambio de equipo, del Lotto belga al BMC suizo. Este tipo de rendimientos de acordeón, o de yo-yo, sólo abundan en el descrédito de este deporte.

No es que Gilbert haya vuelto a un rendimiento más humano -ganó todas las carreras en las que participó entre mediados de abril y la primera etapa del Tour a principios de julio-, es que la imagen de esta temporada es patética, quedándose en la primera asperidad, cuando sólo se quedan los neoprofesionales o los que salen a rellenar el equipo.

Ayer se cumplió el aniversario de su tremendo ciclo victorioso en las Ardenas, que empezó en Flecha de Brabante y siguió en Amstel, Flecha y Lieja, todo de seguido. Aunque parece que su forma va mejorando -fue duodécimo- lo va a tener difícil para ganar alguna de las grandes carreras que empiezan a disputarse este domingo, y donde defiende el título.

Saldrá con el dorsal número uno, pero mejor para el ciclismo que no saque algún conejo de la chistera en forma de victoria y a lo máximo que llegue sea un podio, más o menos el Gilbert que venía siendo hasta su estratosférico salto de 2012, donde subía con los mejores escaladores del mundo (los hermanos Schleck) las cotas de la Lieja sin el más mínimo atisbo de cansancio, preocupación por una pinza luxemburguesa o pinchazo.

Por supuesto, abundan las teorías sobre su bajísimo rendimiento. La primera, que ha pasado un invierno muy relajado entre homenajes y festines, una teoría que es tan antigua como el ciclismo. La segunda, el cambio de equipo, que tampoco es para tanto porque ahí se ha encontrado a un viejo conocido como Evans. La tercera, que habiendo JJ.OO, ha ido muy retrasado y después arrasará en otoño, como en 2009 y 2010.  La cuarta, que el médico español Ibarguren, que trataba al Lotto en 2011, ha pasado al Quick Step, con lo que así se explicarían los dos fenómenos que están marcando este inicio de temporada: ¿Dónde esta Gilbert? y ¡Qué pedazo de Boonen!, en una suerte de fórmula 2 x 1 muy del gusto del aficionado.

En todo caso, ninguna es satisfactoria para la auténtica cuestión. ¿Dónde está Gilbert? Porque Gilbert ya era  un corredor muy bueno y competitivo todo el año antes de su espectacular 2011. Y es que ninguna de esas teorías justifica pasar de ser el mejor a ser de los últimos. No lo hace ninguna por separado, y ni siquiera lo hacen las cuatro en combinación.

Así es el ciclismo: un dominador tiránico del calendario (¿cúantas pruebas de un día ganó en 2011? ¿once? ¿doce?) pasa a ser un despojo en carrera, de una manera que sólo sirve para cebarse en lo peor de este deporte. Y todo el mundo contento, ojo, hasta el propio Gilbert que no parece especialmente preocupado por su bajonazo épico. Por lo menos las Ardenas serán más interesantes esta año.
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Pues muy buena carrera en la Flecha de Brabante, una de mis recorridos favoritos y una clásica que ira aumentando en prestigio con el tiempo, ya verán. Bajo una lluvia importante, y con un recorrido endurecido en los últimos años, Voeckler atacó a falta de 27 kms. al poco de iniciar el Hertstraat, la subida entre casas de esta clásica urbana y de un circuito muy duro, ayer acrecentado por la lluvia. Las declaraciones de los corredores en meta fueron muy explícitas en torno a esto; además, sólo acabaron la carrera 44 ciclistas.

El francés, que el año pasado se quedó muy contrariado de que no invitasen a su equipo a las clásicas de las Ardenas, ha planificado todo para llegar como una bomba a este momento de la temporada. Ayer hizo una auténtica exhibición, ganando en solitario con su numerito habitual de gestos y chifladuras sobre la bicicleta. Este corredor podrá gustar más o menos, pero siempre ataca -incluso en el recorrido del Mundial de Copenhague, que tiene narices- y su entrega es siempre encomiable. El Katusha no estuvo atento al movimiento -de hecho, nadie del pelotón reaccionó- y la carrera se fue en ese momento.

Una pena, porque el mayor especialista en esta carrera -tres veces seguida ganador, dos veces segundo- corre en el equipo ruso y está completando su mejor temporada de clásicas en cuanto constancia y versatilidad, aunque la gran victoria le sigue eludiendo. Se llama Óscar Freire, que este año ha vuelto a ser segundo en la carrera en la que debutó en las clásicas del norte en su primer año en el Rabobank (2003). Ganó su compañero Boogerd. Este año era un sprint de resistencia y agotamiento, con la cara ennegrecida y con la gorra bajo el casco, como los clásicos con su chichonera.
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Más datos abrumadores sobre Boonen. Es el único corredor en haber ganado dos veces Roubaix y Flandes el mismo año (2005 y 2012), el único que las ha ganado el mismo año que la G-W (2012), y el único que tiene siete victorias entre Roubaix y Flandes. Entre K-B-K (2), A través de Flandes (1),  Harelbeke (5), L´Escaut (2), G-W (3), Roubaix (4) y Flandes (3) suma 20 clásicas de pavés, más que ningún otro.
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Cobo, "mejor que nunca" con sólo cuatro días de competición.
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Una buena entrevista a Florent Brard, que ahora está asociado Erwann Mentheour.
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En Der Spiegel atacan duramente a Holczer, el Katusha y Menchov. No dicen nada nuevo, salvo que la investigación sobre Menchov que se inició tras HumanPlasma reveló pagos de 2,4 millones de euros justificados con la compra de "máquinas de café de lujo".
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Johann Bruyneel, que por su trayectoria conocereis, se atreve a decir esto.
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Otro pupilo de Manolo Saiz se dedica, cuando sus labores de comentarista hipócrita se lo permiten ("el ciclismo francés cambió después del caso Festina". El siguió en ONCE hasta el 2000, y después con Riis), a esta otra cosa. A mí las fotos me parece un poco ridículas, y la ropa muy cara. Y fea, claro.
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Parece mentira, con todo lo que se sabe de las auténticas preparaciones de los deportistas, que todavía haya interés -por parte del deportista y del medio que hace de altavoz-en publicitar estas cosas. "Llevo tres días y ya estoy notando los efectos de la cámara". A ver si se hace qatarí de una vez, como ha amenazado.

09 abril, 2012

"Soy el mejor corredor de la historia sobre el pavés"

Pues sí que lo eres, y ya lo eras antes de la exageración de la carrera de ayer. Nada menos que la cuarta París-Roubaix, ganada a la manera de Ballerini y Cancellara, con un ataque muy lejano de esos que suelen verse -con éxito- en esta carrera. "Ha sido mi mejor carrera". Si a la primera declaración se responde con un rotundo sí, a esto ya no tanto.

Partiendo de máximo favorito, y habiendo ganado ya tres de las cuatro grandes citas de pavés de la temporada (en la H-V fue segundo) y contando con un equipo poderosísimo -ayer la carrera hubiese sido distinta sin esta circunstancia, aunque ganar escapado pueda inducir a pensar lo contrario-, además de con escasos rivales de nivel, favorece la victoria. No, no ha sido la mejor victoria de Boonen.

El paso por Arenberg lo encabezó el campeón belga acompañado por Sylvain Chavanel, evitando cualquier problema y cualquier posible ataque. Cuando estos se produjeron -una fuga a seis con Ballan y Flecha, que llegó a contar con 30"-, el encargado de tumbarla fue Steegmans, el corredor que de joven quiso ser grande y ha acabado de gregario en la estructura en la que comenzó.

En el tramo de pavés de Orchies, a 60 kms. de meta, Boonen aceleró por primera vez y sólo le pudo seguir Pozzato, alcanzando al fugado y sorprendente Turgot, que se había movido poco antes. En breve fueron alcanzados por Terpstra y Ballan, aunque el quinteto no abrió hueco y lo que quedaba del pelotón les alcanzó pronto.

¿Miedo de Boonen a irse de nuevo con Pozzato y Ballan, como en Flandes? A saber. Lo cierto es que fue el propio Quick Step el que tiraba en el pelotón. ¿Desperdiciar una fuga llevando como gregario a una locomotora como Terpstra? En ese momento pareció así, pero no fue durante mucho tiempo.

Muy cerca  del lugar exacto donde Cancellara se escapó en la edición de 2010 -cuando Boonen estaba comiendo a cola del grupo- Boonen atacó con Terpstra, pero el valiosísimo corredor holandés no aguantó mucho, al quedarse en el durísimo tramo de pavés de Auchy-les-Orchies. Quedaban 52 kms. para meta y ahí se acabó la carrera.

Bueno, alguno disfrutaría con el monólogo de Boonen, pero no es mi caso. Tampoco lo hice con el de Ballerini en 1998 -llegó con más de cuatro minutos de ventaja a la meta- ni con el conocido caso de Cancellara, y en este caso era todavía más favorable por la poca entidad de sus rivales y el dominio de su equipo.

Boonen fue haciendo hueco mientras sus rivales se caían -Pozzato, que antes se había abierto de piernas ante el ataque de Terpstra, pensaría que no era un movimiento apreciable- o hacían sus cucamonas de siempre, como el sufrido Flecha, omnipresente en todas las narraciones televisivas de este país, como si los demás no existiesen.

El corredor español ha ido este año a la Roubaix con una preparación stealth: se hizo pupa hace un mes en una mano y, con eso del traqueteo de la piedras, no corrió ninguna prueba de Bélgica hasta el pasado Tour de Flandes. Tampoco de ningún otro sitio, donde no hay pavés y donde algunos domingos ha habido hasta cuatro carreras profesionales. El no, encerradito en su refugio de los Pirineos, a medio camino entre Girona y Andorra, para plantarse en la Roubaix a ver si este año si. Pues no. Ni con esas, vamos.

Ni con compañeros, puesto que el Sky llegó a tener a cuatro corredores persiguiendo a Boonen: Hayman -amiguisimo de Flecha, el único que tenía en el Rabobank, donde acabó a las malas-, Stannard y Boasson Hagen. Eso sí, solo tiraba Stannard, a saber por qué. Por inglés. Me quedan dudas de si sabía para quien trabajaba, si para un supuesto líder que nunca gana, para su gregario australiano, o para el niño bonito noruego que siempre desaparece en los momentos clave.

Cuando saltaba alguien, ahí que iba Flecha a por él, con una eficiencia que ni el propio Terpstra. Efectivamente, lo han adivinado: el corredor español estaba corriendo por el puesto y no por ganar, pero eso ya lo podían haber adivinado en la salida de Compiégne. Y así, entre pinchazos, descuelgues y unos rivales de bajísima calidad Boonen caminó en solitario hacia su cuarta Roubaix, pero no fue tanta exhibición como con Ballerini o Cancellara. Exhibición, pero no tanta.

Con Boonen celebrando su victoria, los del puestómetro -sólo se salva Ballan- entraron en el velódromo: eran Flecha, Boom y Ballan. Como al final racanearon, dieron tiempo a que la pareja formada por Turgot -menudo carrerón, y desde los primeros compases- y Terpstra se uniesen a la disputa de las plazas.

El resultado fue magnífico: Flecha lanzó el sprint, y fue superado por Turgot -por milímetros segundo clasificado- y Ballan, obteniendo un meritorio cuarto puesto, el que se acaba obteniendo cuando se corre así. El corredor francés -clase 1984- volverá a aparecer por el velódromo: corrió en todo momento para ganar. Le acompañarán en años futuros Boom -sexto ayer- y Phinney, que ayer debutó en la carrera tras haber ganado dos veces la versión amateur y acabó 15º. Otro corredorazo de esta edición de Roubaix fue Ladagnous, penalizado al final por los pinchazos.

Volvamos a los campeones. Boonen nunca será Monsieur Roubaix: ese título siempre corresponderá al que empató ayer, Roger De Vlaeminck, incluso aunque consiga ganar por quinta vez la carrera. El Gitano ganó cuatro veces la carrera, fue tres veces segundo y otras dos veces tercero. Y eso que durante su época competía un tal Merckx, que ganó tres veces el adoquín, o con Moser, que también ganó tres veces. Flecha y Ballan no son rivales para Boonen, que ha visto su reinado favorecido por la falta de competencia de nivel. Es el más grande de todos los tiempos en el pavés, y está bien que no caiga en la falsa modestia de no reconocerlo -¡cómo si se pudiese esconder un palmarés como el suyo-, pero no es por esta edición 2012 de la carrera del adoquín.
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Visconti, tras caerse, descolgarse y enfermar en las clásicas del norte, gana el GP Amorebieta porque se lo regala su compañero Valverde, igual que hizo en 2007 con J. Rodríguez, por entonces también compañero. Fichar a un corredor para que gane por regalo de un compañero es fichar bien, sobre todo si lo vendes como estrella y ayer gana su primera carrera fuera de su país, no precisamente jovencísimo. Y de esa manera. Dicen que lo va a hacer muy bien en las Ardenas, cuando padece -y sobremanera- los porcentajes duros. Como no se meta en una escapada...Antón, que si que lo ha hecho muy bien últimamente en las Ardenas, fue tercero, la nota de color entre una carrera dominada por el Movistar, que copó 1º-2º-4º y 5º puesto.

Por cierto, Valverde reaparecía en carrera tras su caída y posterior abandono -al día siguiente- en la Volta. Lo de "Valverde reaparecía" es ya casi una letanía.

07 abril, 2012

El asturiano Samuel Sánchez gana (por fin) la Vuelta al Pais Vasco

A ver quien me aguanta ahora
Estos últimos días se ha estado disputando la Vuelta al País Vasco, la popular Itzulia. A punto estuvo de no celebrarse, y el patrocinio se cerró hace menos de un mes y, en teoría, asegura su celebración para el próximo año. Sin embargo, el ganador final de la prueba es un corredor que obtiene su mayor éxito UCI a los 34 años, y su anterior gran éxito fue en la última edición de otra prueba a la que puso el epitafio en 2006, el GP de Zürich.

Aquel año parecía que el corredor ovetense, por entonces con 27 años, había dado por fin el salto de calidad que se le suponía, y que iba a empezar a encadenar victorias tras haber tardado mucho en conseguir la primera. No fue así. S. Sánchez es un caso paradigmático de corredor que acumula buenos puestos por doquier -él se encarga de recordalo siempre que puede- y escasísimas victorias. También pareció que iba a dar el gran salto con motivo de su oro olímpico en Pekín 2008, y tampoco fue así.

Evidentemente, ganar la Itzulia con 34 años no va a cambiar la trayectoria de este corredor especialista en excusas incluso antes de dar el salto al profesionalismo, cuando dio por dos veces positivo de manual corriendo en el Olarra, la cantera del Euskaltel. Imaginense cómo eran los controles antidopaje en las categorías inferiores a finales de los noventa. Pues eso. Aún así, S. Sánchez consiguió dar positivo. Todo un éxito.

No va a cambiar su trayectoria, por mucho que siga mejorando año tras año, en contra de cualquier lógica. Incluso forma parte de ese elenco de ciclistas que mejoran día tras día en las vueltas de tres semanas...¡qué se le va a hacer! ¡Así es el ciclismo! Con decirles que su oro olímpico fue celebrado por una institución vasca, cuando lo logró representando a España y el propio corredor es asturiano...

En fin, vayamos a la carrera. La lluvia acompañó a los corredores en las seis etapas, que fueron de menos a más en cuanto a intensidad. El primer día fue una Güeñes-Güeñes, precisamente el municipio vizcaíno donde se encuentra como en casa el corredor asturiano, y muy habitual en las últimas ediciones de la Itzulia. En un bonito sprint final, el holandés Poels pecó de inocente y, en vez de cerrar su flanco derecho cuando estaba encabezando el sprint para ganar, se abrió un poco y fue a ganar J. J Rojas, otro corredor legendario por su falta de victorias y sus repetidos tiros al palo.

Vestido de carnaval, con su madre al fondo
El segundo día se llegó a Vitoria, otra llegada de siempre en la carrera, y territorio de los sprinters. Incluso llegó a ser una meta prestigiosa entre el gremio -abril, clasicómanos, sprint de fuerza-, pero este año ganó el sudáfriano Impey del equipo australiano GreenEdge tras un ataque en el último km. a lo Vinokourov. Como siempre se dice en estos casos, es muy fácil imaginar una victoria así y pocos los que logran conseguirla: hacen falta muchas fuerzas. Parece que en el exitoso equipo australiano sobran, será porque está dirigido por el casi local Neil Stephens, ex-ONCE, ex-Caisse d´Epargne -como director- y excelemente relacionado en círculos ciclistas, de los públicos y de los no publicables. Segundo quedó su compañero Davis, otro medio vasco y de similar trayectoria y catadura. Este año puede que gane algo.

Una de las críticas habituales y más sencillas de hacer a la Itzulia y los organizadores que han llevado a una carrera con quizás la mejor afición del mundo -hay que ver la de agua que han tragado los espectadores estos días, y no han fallado ninguno- es la absoluta falta de imaginación en el recorrido. Para muestra, un botón: tercer día y llegada a Arrate, un cadáver deportivo que arrastra la carrera desde que se hizo con los despojos de lo que era una prueba independiente. Por tercer año consecutivo ganó S. Sánchez: el primer año le regaló la etapa Valverde -y si hubiese ganado el que tenía, el TAS se la hubiese regalado igualmente-, el segundo ganó con cierta holgura, y en esta tercera ocasión ganó al sprint sobre J. Rodríguez y Horner, a priori sus mayores rivales para esa general que tanto se le resiste.

Como el propio ciclista asturiano está encantado de repetir en cuanto le ponen un micrófono delante, "he sido segundo y dos veces tercero en la carrera" -y muchas otras veces del puesto quinto para arriba, el que más se repite en su trayectoria- , incluyendo muchas veces donde ha llegado con opciones de victoria a la cansina y repetitiva crono final, para al final quedarse en nada. De hecho, y está bien recordarlo ahora, este ciclista campeón sólo había ganado una carrera por etapas en sus doce años de profesional, la prestigiosa Vuelta a Burgos de 2010, y por un mísero segundo ante Ezequiel Mosquera.

Por eso, a pesar de ganar en Arrate, tampoco es que se pudiese decir que lo tenía mejor que en otras ocasiones. Lo tenía exactamente igual, un término que es el que mejor define a la Vuelta ciclista al País Vasco: igual, igual, igual, o esto ya lo he visto, y no hace mucho. Por eso fue tan buen la etapa del jueves y especialmente la del viernes. El cuarto día de carrera, como siempre (o igual que siempre) se realizó la tradicional llegada a Navarra, por eso de la hermandad y la confraternidad. La localidad agraciada fue Bera, donde la carrera no llegaba desde principios de los noventa, cuando ganó Davide Cassani.

Uno de sus gestos de profesional
En un final que se iba haciendo cada vez más duro, J. Rodríguez acometió su especialidad: apretar los dientes, manillar cogido con mucha fuerza, y patapún p´arriba. La ocasión la propició de nuevo Poels, al que la etapa y la carrera le ha venido de más a menos, y después Sergio Henao del Sky, y ahí que se fue el catalán, seguido tímidamente por S. Sánchez. Aunque se lo hemos visto hacer muchas veces, es increíble la cantidad de segundos que es capaz de sacar en tan poco terreno, en esta ocasión 9" sobre el líder en apenas 200 metros.

El penúltimo día, quinto de carrera, la organización propuso el menú de siempre: final en el mismo sitio donde se celebrará la crono final. Bostezo generalizado asegurado, pero en esta ocasión salvado gracias a la entrega, ambición y valentía de un increíble Kiserlovski. El corredor croata, que de neoprofesional en 2010 consiguió acabar entre los diez primeros el Giro ganado por su capitán Basso, y pasó un 2011 bastante anónimo, estaba muy bien en la Itzulia -cuarto en Arrate-. En todo caso, nada hacía preveer un ataque tan ambicioso como el del viernes, de los que se ven en rara ocasión en el ciclismo moderno.

A lo mejor alguien le dijo lo de Cobo en 2007, que también aprovechó un día de lluvia intensa para sentenciar la carrera, pero fue increíble ver como el corredor del Astana aguantaba la diferencia con el pelotón (40" a diez kms. de meta, líder virtual) con esa tenacidad y sacrificio. Sin embargo, llegar a la meta de Oñati implicaba el típico recorrido turístico por los alrededores, lo que en esta carrera significa caminos de cabras y estrechos.

Los mismos que faltaron el lunes, cuando una espléndida semiautovia llevó a los corredores a Güeñes, o el resto de días. Recorridos como el Oñati deberían ser obligatorios -dentro de un porcentaje de desnivel humano- en la carrera, así como variar cada año el esquema de primer plato, segundo plato -Arrate- y postre en forma de crono. J. Rodríguez y S. Sánchez neutralizaron a Kiserlovski y entre los tres emprendieron un descenso suicida hacia la pequeña localidad vasca.

Al igual que en 2011 y en la primera etapa de la ronda vasca, S. Sánchez parecía sobre el papel mucho más rápido que J. Rodríguez. Al igual que otras muchas veces, el ciclista de Oviedo acabó perdiendo la etapa ante un corredor menos veloz. En meta, un condescendiente Rodríguez decía de Sánchez que tiraba para sacar tiempo en la general, y que el pensaba más en la etapa, y daba a entender que en el día final no iba a disputar la victoria general.

No fue así. En la crono final el único rival de S. Sánchez fue el corredor del Katusha, puesto que muchos corredores que podían haber aspirado a un buen puesto en la general decidieron no arriesgar en un recorrido tildado de peligroso -y eso que el día anterior no se cayó nadie-, para ganancia de los valientes. Sólo así se explica que alguien como Cunego haya obtenido su mejor resultado en una carrera en la que siempre participa desde 2004, un cuarto puesto final.

El italiano fue ¡quinto! en la crono, a 16" de S. Sánchez -etapa y general-, y 6" mejor que el sexto clasificado de la etapa, un J. Rodríguez que partía en teoría a defender su puesto en la general y que ha finalizado a sólo 12" de la victoria final. 6" que también fueron los que separaron en la etapa al pequeño campeón del Euskaltel y Bauke Mollema, el joven holandés que crece por momentos y que sube al tercer escalón del podio final.

En la entrevista tras conseguir su mejor victoria profesional desde 2006 reconoció como suyo el podio del Tour 2010 -con el exvoto necesario hacia el Contador caído- y que en el ciclismo "ya sólo me queda conseguir una medalla en los Mundiales", prueba donde ha sido dos veces cuarto, además de haber estropeado al menos dos mundiales a la selección española por trabajar para sí mismo, su auténtica religión junto con contar sus puestos de honor. Eso es lo que le queda en el ciclismo, tras haber ganado una clásica en 2006 que ya no se disputa y tras haber ganado una única prueba por etapas de prestigio, precisamente la que se disputa en su pueblo de adopción. Es una mentalidad ganadora indudable. Olímpica. 
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En unas horas se disputa la París-Roubaix, que esta año tendrá barro, por lo que los informativos generalistas se harán eco de su disputa. Eso sí, no se garantiza que digan quien ha ganado. El máximo favorito es Tom Boonen, que aspira a su cuarto adoquín e igualar en victorias con De Vlaeminck. Otros aspirantes, porque no pueden ser otra cosa, son Ballan, Hushvod y Pozzato en un primer nivel, seguidos de Rast, Eisel y Chavanel. A ver si vemos una bonita carrera.


04 abril, 2012

B-o-o-o-nen de Flandes

Botella-Trofeo de campeón-Flores
Como lleva una temporada incomensurable, para leer los elogios a Boonen basta con remitir a las entradas de su victoria centenaria, la de Harelbeke o la de G-W: es el mejor corredor de la historia sobre el pavés, y el simple hecho de que sólo hubiese ganado dos Tour de Flandes no cambiaba en absoluto el balance.

Ganar un tercer Flandes entraba dentro de lo posible, pero últimamente se viven tiempos de sorpresa en los monumentos (Goss, Nuyens, Van Summeren, Zaugg, Gerrans) y al gran, gran Tom Boonen ya le habían pasado varias jugarretas en la mejor carrera de Flandes, especialmente las realizadas por aquel corredor efímero que fue Devolder, que ganó dos veces el monumento precisamente por ser compañero de equipo de Boonen.

Como he comentado en otras ocasiones, a mí el Tour de Flandes no me gusta especialmente. Es una carrera que frecuentemente se salda con sonoros bochornos -la edición 2004 con Wesseman, o la 2007 con Ballan- y un sufrido aburrimiento por parte del espectador y a la que los organizadores han dado una vuelta de tuerca en este 2012 de manera forzada, contranatura y con resultados realmente estúpidos.

Al igual que en el Mundial 2005 de Madrid, el mejor ganador posible ha venido a salvar una edición completamente desnaturalizada por el capricho económico, el que hizo que las últimas decenas de kms. fuesen la repetición de un circuito en torno al Oude Kwaremont y el Paterberg, para poder cobrar entrada a los espectadores. Fue un fracaso total: la recta de llegada, de unos tres km., era de una desolación absoluta, propia de una vuelta menor en España o algo aún peor.

¿Y el resultado ciclista? Pues salvo los tres del podio que llegaron destacados, el grupo principal que se disputó la cuarta plaza estuvo conformado por ¡42 corredores!. Y eso que decían que el cambio en el recorrido era para endurecer la carrera. Y un pimiento: en algún momento pareció que se podía llegar en un sprint masivo. Sólo Boonen salvó la carrera. Una vez más. Boonen ya es tan grande que supera incluso a las carreras que le hicieron grande.

A 64 km. de meta y en el avituallamiento, con la fuga del día a sólo 2´ y seguramente preparando su golpe, Fabian Cancellara se fue al suelo. Anteriormente ya había pinchado, como le suele pasar en las carreras. Esta vez no hubo un Barredo que lo arrollase: se fue al suelo y tiene triple fractura de clavícula. Adiós a la temporada de clásicas, y otro año que se va sin grandes victorias. Decían sus admiradores que era uno de los más grandes, pero ahí está su palmarés y su edad para desmentir que alguna vez lo haya sido o que lo vaya a poder ser.

Al segundo paso por el circuito final, y con 45 kms. para meta, el grupo pasaba de las veinte unidades y el resto de corredores se integraba en un gran pelotón, y cualquier observador avezado podía ver que jamás iban a sacar diferencia para irse muy lejos. Subiendo el Pateberg y con 34 kms. para meta, Van Summeren abrió mucho su giro, se fue contra la valla y dejó cortado el pelotón de favoritos, entre ellos a un centradísimo Freire.

La ocasión la aprovechó su compañero Paolini para lanzar fuegos de artificio en una escapada sin muchos visos de éxito, mientras hacía como que miraba hacía atrás mientras pasaba al relevo a Chavanel y el sorprendente Jerome del Europcar. ¿Qué decir? Pues que no era el Tour de Flandes. Parecía un circuito de una burda imitación de la carrera.

Sólo en el último pasó por el Paterberg un gran ataque de Ballan, secundado por Pozzato, rompió el pelotón de favoritos. Boonen sufrió para no descolgarse, mientras un increíble y recuperado Principe subía sin una mueca, sentado y sin mover la horrible bicicleta Cipollini con la que se humilla a él y a las carreras a las que aspira.

De ahí a meta los tres colaboraron, claro. Menudo grupo que venía por detrás. Boonen el que más tiraba, junto con Ballan. Pozzato esperando repetir la jugada de 2009 en Harelbeke. A cinco kms. de meta los italianos intentaron hacer la pinza a Boonen: atacaba Ballan, Pozzato se dejaba llevar, y Boonen a arrancar de seco para neutralizar. Fue inútil.

Italia no gana una gran clásica desde el Lombardía de 2008, y habían escogido la peor carrera y el peor rival para intentar romper esta increíble racha negativa, impropia de un país de su tradición. En la recta de llegada, más propia de un circuito de Fórmula Uno que de una carrera de prestigio, se vivió el mejor momento de la carrera, con un impasse muy bien sostenido por Boonen. Ballan inició el sprint como el más lento de los tres, con Boonen segundo.

Pozzato cogió muy bien la rueda al campeonissimo belga, y en algún momento pareció que podía remontar, pero el Boonen de este año es intratable: lanza el sprint y lo sostiene como en sus años mozos. Tercer Flandes para el belga, Pozzato torciendo el gesto en meta pero felicitando a su antiguo compañero de equipo -gracias a Boonen ganó su Sanremo de 2006- y el pelotón entrando a 38".

Ahí se impuso con mucha autoridad Van Avermaet, neutralizado durante la carrera por llevar a Ballan por delante. Cosas del BMC, ya saben, y mejor no hablemos de Gilbert o de Hushvod, meras sombras de los corredores que son. El belga se impuso a Sagan, el joven eslovaco que este año ha conocido el Norte y, en fin, se va con un bagaje de miedo para el futuro: no es que ganase el sprint del grupo en Sanremo, es que en G-W mantuvo el sprint a Boonen y ahora ha estado escapado y ha sido segundo del sprint del grupo.

Freire fue 12º, que creo que es su mejor resultado en la carrera, demostrando que este Flandes es más asequible que el Flandes tradicional. El cántabro es otro que se puede dar por satisfecho, desde un enfoque completamente diferente al de Sagan, por su campaña del norte: igual de competitivo que el eslovaco, y acumulando un bagaje de puntos que hará que le lluevan las ofertas para continuar una campaña más. Al tiempo. El suyo y el de la historia, el mismo que ha rebasado con creces Boonen.
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Kittel gana el GP L´Escaut ante Farrar, el corredor local de Gante, aunque nacido y de pasaporte estadounidense. El joven corredor alemán quema etapas a gran velocidad, y recordemos que el año pasado batió un record de esos muy difíciles: fue el neoprofesional con mayor número de victorias en toda la historia del ciclismo. La carrera era todo un monólogo del Quick Step, hasta que a falta de 20 kms. y ya en territorio urbano, empezó a llover por primera vez en semanas. Caídas, caídas y caídas, Boonen con miedo y ganancia para todos los demás.
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Los 3 días de La Panne, prueba considerada de las menores en Flandes -y que todos los años es mejor que el 95% del calendario español, por ejemplo- vio el primer día el triunfo de Sagan, el primero de los muchos que vendrán en Bélgica, batiendo en la línea de meta a Guarnieri. La segunda etapa fue para Kittel y el liderato para el noruego Kristoff -entre el y Nordhaugh demuestran que hay vida más allá de Hushvod y Boasson Hagen-, que al día siguiente ganó el primer sector. Como suele pasar en esta vuelta por etapas cuando no hay viento, todo se decidió en la crono final a orillas del Mar del Norte. Chavanel voló y, salvo la oposición de Westra -ponga un Vacansoleil en todas sus salsas-, envió a todos a una distancia superior a los 20" en sólo 14 kms. Etapa y general para el francés, otra más para el Quick Step.
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El GP Miguel Indurain asistió a un nuevo triunfo de Dani Moreno, el corredor amigo de los médicos, que sigue creciendo a sus treinta y algo, que gana carreras con frecuencia, y que ya apunta a metas altas. Esta vez batió al esperanzador Mikel Landa (22 años, ojalá cambie pronto de equipo) y, un poco más retrasados, Madrazo -caerá la primera victoria muy pronto- y Rui Costa, compañeros de equipo y esperemos que con trayectorias divergentes. La camiseta de Messi ya está adjudicada.
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López-Egea entrevista a Valverde, de paso por Barcelona para presentar unas gafas deportivas en una conocida óptica del centro de Barcelona. Me cuentan que al acto no acudió nadie más allá de curiosos paseando por Carrer de Angel, y que en la puerta sólo había dos señoras fumando. Ni siquiera la ocasión, tan propicia, ha servido para que periodista y ciclista corrijan sus problemas de miopía severa. El pobre periodista catalán, que ha tomado el relevo en el gremio local a G. Luque -sinceramente irrelevante, creo que ya sólo cubre entrenamientos del Barça- en cuanto a vileza y falta de compromiso con la realidad, dice que Valverde es un innovador por acudir a marchas cicloturistas estando sancionado...como si eso no lo hubiese hecho ya Hamilton o Vandenbroucke, corredores ambos con los que emparenta el murciano.

"Tanto (Contador) como usted han sido sancionados, pero con muchas dudas", llega a decir López-Egea, que no se debe haber leído las sentencias del TAS, donde no se deja lugar a ninguna duda. Su duda vital (¿meto otra trola o hago periodismo?) la hace extensiva, como la peste. La respuesta de Piti está a la altura: "En el caso de Contador, las dudas están ahí. Pero en mi caso todavía hay más dudas porque no he tenido problemas en ningún control. Conmigo no había pasado absolutamente nada cuando hay gente que hacía las cosas mal o de forma ilegal". Ya ven que el propietario de la bolsa 18 sigue aferrándose al argumento de yo nunca he dado positivo, y encima diciendo que el otro sí que ha dado positivo. Tremendo. Qué vileza. A ambos lados del micrófono.
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Siempre me han gustado las historias de ex-ciclistas y su vida de civil tras la vorágine. Esta en particular me ha gustado mucho por el protagonista, el entorno y la oportunidad. 
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Esperanzadora entrevista con Freire de cara a las próximas citas: "podeis contar conmigo". Eso sí, se descartaba -con mucha lógica- para Flandes.
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Barredo: "Venía lanzando y en una curva, donde Cancellara cambiaba una rueda, no pude frenar. Y entre el público y las motos, caí sin poder hacer nada". Debía ser que los otros corredores no venían lanzados. En fin.